El Consell Executiu ha aprobado este martes la memoria preliminar del anteproyecto de ley contra el racismo, impulsado por la Conselleria de Igualdad y Feminismos, que dirige la republicana Tania Verge. Se trata de una nueva ley con la que el Ejecutivo pretende hacer frente al «racismo estructural» que afecta a «personas racializadas y migrantes», según ha explicado la portavoz del Govern, Patricia Plaja.
Esta ley actuará «contra los que promueven el antigitanismo, la islamofobia, la xenofobia y todas las formas de racismo«, ha explicado Plaja. Se trata de una norma que busca también «acabar con el racismo institucional«, aplicando «una mirada antirracista» a las acciones de la Administración catalana.
Plaja ha señalado que, además, esta nueva ley permitirá «acabar con el racismo como un fenómeno estructural teniendo en cuenta sus causas y sus consecuencias». «Permite elevar a rango de norma las recomendaciones internacionales relativas a la aplicación del principio de igualdad de trato de las personas, independientemente de cuál sea su origen racial», ha concluido Patricia Plaja.
Me gustaría saber si esta ley crea más racismo del que persigue, ya que puede sentar precedente al criminalizar la blasfemia o aceptar tradiciones bárbaras en nombre de la acceptación del otro.
Un «otro» que en general es hombre, sea negro, indio, ecuatoriano o sirio. Porque, no nos vamos a engañar, los que suelen denunciar el racismo blanco no defienden la igualdad de género sino el respeto por reglas patriarcales, acusando sin razón a Europa de ser la cuna del patriarcalismo.
La mutilación genital femenina es una tradición sobre todo africana ausente en Europa, en América o en extremo oriente. O lo era hasta que a algún imam colgado se le ocurrió llevar esa forma de tortura al sudeste de Asia.
La poligamia, que pone a las mujeres bajo «la protección de los varones», está prohibida en casi todo el mundo salvo en países musulmanes y animistas africanos. En nombre de la tradición, muchos no dudan en seguir practicándola en Europa o usándola para obtener permisos de residencia por reagrupación familiar.
La esclavitud o semi-esclavitud sigue siendo tolerada en algunos países musulmanes, desde Mauritania a Brunei.
Los crímines contra quien viola la tradición, mal llamados crímenes de honor, han cobrado decenas de víctimas en Europa.
La moral sexual que equipara la libertad sexual de las mujeres a un acto sacrílego y criminal, vuelve a hacer irrupción en Europa luego de una ardua lucha contra la rancia iglesia católica.
¿Debemos agradecer a los catalanes, con el pecho lleno de trasnochado nacionalismo, de dar protección al patriarcalismo más acérrimo?