España vive una crisis múltiple con una economía de posguerra, sin embargo, no afecta a todas las Comunidades Autónomas por igual. Cataluña es una de las comunidades más afectadas por este periodo tan crítico. De hecho, en el caso catalán, los terribles datos económicos se empezaron a percibir ya hace cuatro años, motivados por la gran inestabilidad política y social de Cataluña. No obstante, el golpe definitivo ha venido asestado con la llegada de la pandemia del Covid-19, que ha provocado que las administraciones y las entidades estén desbordadas por las peticiones de ayuda. Tanto es así, que el contexto económico derivado del 2019 y 2020 ha provocado un descenso de las rentas familiares de entre un 7% y un 8% en Barcelona y su área este año, según un estudio realizado por el Instituto de Estudios Regionales y Metropolitanos (IERM). Esta caída de ingresos ha generado un repunte de la desigualdad y un aumento superior al 30% de la extrema pobreza.
Se calcula aproximadamente que hasta 152.000 personas más están en riesgo de pobreza en Barcelona por la crisis del COVID-19. Antes de la epidemia ya había 648.000 personas en peligro en el área metropolitana, por lo que la cifra asciende ahora a una cifra mayor a 800.000 habitantes que se encuentran en una grave situación económica.
Ayudas públicas
Diversos estudios revelan que las ayudas de las instituciones públicas han ayudado a en cierta manera a frenar un escenario mucho peor. En esta misma línea, los informes del Gobierno de Pedro Sánchez revelan que las medidas extraordinarias de ayuda a los ciudadanos, como los Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) o las prestaciones para autónomos han ayudado a que la pobreza moderada se haya reducido en un 18,5% y la extrema en un 35,7%.
Además, teniendo en cuenta estas estimaciones, las ayudas excepcionales están disminuyendo la desigualdad social en un 8,3%. Por otro lado, la protección del Ingreso Mínimo Vital está siendo muy modesta, ya que solo ha conseguido reducir las carencias económicas excesivas en un 1,4% y muy pocas personas se han podido beneficiar de ella.
Pero las ayudas públicas tienen un límite, porque la mayoría son temporales, tal y como advierten diversos economistas. Aunque hasta la fecha la Generalitat de Cataluña, presidida por Pere Aragonés, no ha demostrado que tenga un plan B para frenar el incremento de la pobreza severa, añadido al que se pueda ofrecer desde el Gobierno de Sánchez.
Bajan los salarios
Cabe señalar, que a toda esta situación, hay que añadir que los salarios en la empresa privada han bajado de forma considerable, en concreto, una de media de un 40% desde 2005, y por ello también las familias con intensidad de trabajo muy baja, están realizando auténticos sacrificios para llegar a final mes. Estos ciudadanos día de hoy representan el 10% de las familias catalanas.
Otro aspecto muy significativo a tener en cuenta, es que la crisis ha afectado especialmente a la población más joven, a la de origen migrante, a los trabajadores semicualificados de servicios y de la industria y a los autónomos.
Un dato también muy preocupante, es que el 34% de los niños de Barcelona está en riesgo de pobreza. En la actualidad, en la ciudad condal viven casi 250.000 niños y jóvenes (de entre 0 y 17 años), el 15% de la población, y presentan datos “preocupantes”, admite el Ayuntamiento, en materia de pobreza infantil. Indicadores que se han agravado durante la pandemia y han llevado al gobierno de la alcaldesa Ada Colau a centrar el Plan de Infancia en atacar el fenómeno y reducir las desigualdades.
Suben los gastos en vivienda, luz y alimentos
Y como si fuera los precios también siguen subiendo sin parar, haciendo que la inflación de España supere el 5%, siendo la más alta de toda la Unión Europea. En estos momentos, la población del área de Barcelona que vive de alquiler destina actualmente una media de entre un 43,8% y un 44,9% de su renta a cubrir los gastos de la vivienda, mientras que en 2018 esta cifra se situaba en un 40,5%.
Además, el grueso de la población que destina más del 40% de sus ingresos al pago de su domicilio se sitúa en torno al 16%, con un 3% más que antes del inicio de la pandemia. También el precio del carro del carro de la compra se ha disparado de media un 5%, junto con el precio de la luz más caro de la historia.