La ministra estrella de la legislatura es desde hace meses Yolanda Díaz. Llegó al Gobierno de la mano de Pablo Iglesias pero mientras que de este ya apenas nadie se acuerda, ella ha conseguido convertirse en la protagonista no solo de Unidas Podemos sino de todo el Ejecutivo presidido por el socialista Pedro Sánchez. Muchos apuestan porque forme una plataforma que aglutine a toda la izquierda de cara a las próximas elecciones generales. Y a ese carro estaría dispuesta a subirse la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. El problema es que, según recogen algunos medios estos días, en el entorno de la ministra no sienten precisamente simpatía por Colau y la ven más como un lastre que como un aporte en positivo.
El digital Moncloa.com avanzó este jueves el rechazo que sienten por Colau muchos de los que podrían integrarse en esta plataforma, si es que se llega a formar. «La vicepresidenta no la quiere ni en pintura», aseguraron citando a fuentes del entorno de la ministra. Y citan como uno de los motivos su independentismo, que consideran que no ayudaría en las elecciones.
Díaz tiene claro, al parecer, que no quiere a separatistas como caras visibles de su plataforma. Y Colau no hace más que comulgar con los postulados del separatismo. Buena muestra de ello la ha dado esta misma semana al afirmar que las familias que quieran una educación en castellano para sus hijos tienen que llevarlos a colegios privados.
Dante Fachín, de podemita a posconvergente
El mismo medio asegura también que los posibles integrantes en la plataforma temen que, de participar Colau, esta se convierta en un caos, como ya sucedió con Podem Catalunya cuando pusieron al frente a Albano Dante Fachín, que ha pasado a ser uno de los más fieles y serviciales simpatizantes de la derecha y la ultraderecha de Carles Puigdemont.
Otro digital, The Objective, también ha dedicado este viernes un artículo a la misma cuestión. En este caso, apuntan a que algunos sondeos señalan que Colau sería un lastre para la plataforma de la ministra Díaz. Indican que, además, fue la cuestión territorial catalana la que provocó, en parte, la debacle de Unidas Podemos en las últimas elecciones y que esto explicaría también el rechazo de Díaz a contar con Colau.