Una vez más, el juego político obliga a sus protagonistas a extraordinarias contorsiones para adaptarse a las nuevas circunstancias. Es lo que ocurre con Esquerra Republicana de Cataluña, que finalmente aprobará los presupuestos de Ada Colau que hace tan solo unos días rechazaba categóricamente —de hecho, hace cinco días voto en contra de su tramitación inicial. El radical cambio de postura se produce después de que los comunes hayan salvado in extremis las cuentas de Pere Aragonès en el Parlament, con lo que los republicanos le devuelven ahora el favor en el consistorio barcelonés.
Lo sorprendente es que el líder republicano en el Ayuntamiento de Barcelona, Ernest Maragall, ha reiterado en rueda de prensa esta mañana que sigue pensando lo que pensaba hace cinco días cuando votó en contra. Así lo ha explicado: «ERC asume hoy su contradicción pero también expresa su convicción de que estamos perfectamente instalados en la posibilidad de construir hoy más que nunca una alternativa ganadora para la ciudad». Asimismo, ha señalado que a Cataluña le conviene más tener estos presupuestos [los de Aragonès] que «quedarse con dependencia de las demás estrategias, tácticas y al albedrío de lo que los socialistas pudieran tratar de condicionar».