La crisis climática representa una amenaza a la hora de garantizar un servicio esencial para las personas y el buen desarrollo de las ciudades: el sistema de saneamiento. Basado en la disponibilidad de agua y en la innovación que supuso en su día el sifón hidráulico y las cisternas domésticas conectadas a una red de desagüe común, el saneamiento es un salvavidas que evita la transmisión de enfermedades y facilita la salubridad de los espacios. Sin embargo, las inundaciones, las sequías y el aumento del nivel del mar pueden dañar los diferentes elementos que lo componen (las tuberías, los tanques de almacenamiento y las plantas de tratamiento). Urge actuar.
El 19 de noviembre se celebra el Día Mundial del Saneamiento (o Día Mundial del Retrete), que tiene como objetivo concienciar a la población sobre la importancia de este servicio. Más de 3.600 millones de personas, la mitad de la población mundial, no tienen acceso a servicios de saneamiento gestionados de forma segura. Por ello, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU incluyen en su epígrafe sexto el conseguir “agua y saneamiento para todos” de aquí al año 2030.
La reutilización es básica
Aigües de Barcelona impulsa un saneamiento sostenible y responsable para cuidar de la salud del planeta y de las personas. Para ello, es básico reutilizar el agua y reducir así la presión sobre el medio natural, que sufre cada vez más estrés hídrico. Por ello, la compañía trabaja, en sus plantas depuradoras, por el buen tratamiento del agua e ir un paso más allá, apostando por la regeneración del agua depurada para que se pueda reutilizar. Así, el agua regenerada puede ser devuelta en condiciones óptimas a los ríos y acuíferos para iniciar de nuevo el ciclo de la captación o ser suministrada a la industria, ciudades o agricultura para diferentes usos (riego de calles y zonas verdes, producción agrícola, procesos industriales…). En la crisis climática, que afecta de manera especial a la disponibilidad de agua, cada gota cuenta.
A fecha de hoy, la compañía ha regenerado durante el 2021 hasta 31,2 hm3 (equivalentes a 9.250 piscinas olímpicas), lo que supone un incremento del 152% respecto al año pasado. Esto ha permitido alcanzar hasta el 22% de la capacidad existente de regeneración. Actualmente, los usos más demandados de agua regenerada son los ambientales, con actuaciones como el mantenimiento del caudal ecológico del río Llobregat o la inyección de agua en los pozos de recarga para evitar la intrusión salina, y los agrarios, como el riego del Parque Agrario del Baix Llobregat, del Canal de la Infanta o del Rec Vell de Sant Vicenç dels Horts.
Es necesario seguir impulsando al máximo las capacidades de regeneración y así liberar los recursos hídricos naturales y no locales, y en su lugar, emplear esta fuente de “agua resiliente”, desvinculada de las condiciones meteorológicas, que se produce y consume en el entorno local.
La importancia de no tirar residuos al inodoro
Pero de nada sirve invertir en infraestructuras de saneamiento y regeneración si hacemos un mal uso de la red. Aigües de Barcelona recuerda la importancia de no tirar residuos al inodoro como colillas de cigarrillo, aceite, productos para el cuidado personal ni medicamentos. Estos desperdicios provocan atascos en las tuberías bajantes de las comunidades de vecinos, obstruyen la red de alcantarillado y las plantas depuradoras, y causan graves problemas medioambientales, con un coste estimado de 230 millones al año en España.
La crisis climática requiere que todos nos comprometamos en favor del planeta. Cuidar el saneamiento, fomentar el agua regenerada para los usos permitidos y apoyar un uso sostenible del agua es básico. Actuemos.