Los altos precios de la electricidad están siendo un problema para las familias y las empresas y están suscitando un inevitable y necesario debate social y político. La gente se pregunta cómo y por qué la electricidad es tan cara.
Pues bien, en la factura de la luz influyen distintos factores como los impuestos, pero lo que influye de forma determinante y provoca la mayor parte del encarecimiento de la factura eléctrica es el sistema de fijación de precios del mercado eléctrico.
La conformación de precios en el mercado eléctrico se lleva a cabo mediante el modelo marginalista. En este sistema el precio de la energía, de la electricidad, se establece en función del precio de la última tecnología que se utiliza para cubrir la demanda y esa es la más cara.
«La conformación de precios en el mercado eléctrico se lleva a cabo mediante el modelo marginalista (…) El precio de la energía, de la electricidad, se establece en función del precio de la última tecnología que se utiliza para cubrir la demanda y esa es la más cara»
Actualmente, el coste de la energía hidroeléctrica es de aproximadamente unos 20 euros/MWh, de la nuclear de unos 40 euros /MWh, y la de origen renovable tiene un coste medio de unos 60 euros/MWh. A su vez, el coste de las centrales de gas ha llegado a 230 euros/MWh.
Como consecuencia del sistema marginalista, la electricidad procedente de centrales hidroeléctricas, nucleares o de fuentes renovables las pagamos al precio de las centrales de gas, Es decir al precio de 230 euros /MWh. La más cara. Un auténtico despropósito.
«La electricidad procedente de centrales hidroeléctricas, nucleares o de fuentes renovables las pagamos al precio de las centrales de gas, Es decir al precio de 230 euros /MWh. La más cara».
En teoría, pero solo en teoría, este mayor precio haría que más empresas quisieran dedicarse a la producción de electricidad buscando las tecnologías más eficientes y obtener beneficios por ello. Como consecuencia, en el medio y largo plazo el precio bajaría.
El problema es que eso solo ocurre en un mercado de competencia perfecta, que se describe en los libros de teoría económica, pero pocos o ningún mercado es realmente así. Menos aún el mercado oligopolista de la electricidad en España y en Europa, donde la producción está en manos de muy pocas empresas.
Las barreras de entrada que impiden el acceso de nuevas empresas al sector de la producción de electricidad son muy grandes y hacen que el modelo marginalista no sea el más adecuado para la luz.
«Las barreras de entrada que impiden el acceso de nuevas empresas al sector de la producción de electricidad son muy grandes».
El modelo marginalista de conformación de precios resulta altamente ineficiente pues no estamos en un mercado de competencia perfecta sino ante un mercado oligopolista y, por tanto, de competencia imperfecta.
«No estamos en un mercado de competencia perfecta sino ante un mercado oligopolista y, por tanto, de competencia imperfecta».
Por consiguiente, hay que modificar las reglas de funcionamiento del mercado eléctrico para que el precio que los consumidores pagamos por un servicio esencial dependa, fundamentalmente, de los costes de producción del mismo.
Con este objetivo, soy de los que piensan que es imprescindible llevar a cabo una auditoría de costes a la vez que considero conveniente retribuir de manera diferenciada las distintas tecnologías y de esta forma hacer que las familias y empresas paguen sólo los precios reales de la energía.
