El intento de blindaje por parte de Laura Borràs frente a la corrupción que la atenaza sigue trayendo cola. Como es sabido, ayer fracasó la tentativa de la presidenta del Parlament de modificar el reglamento para no tener que perder sus derechos y deberes como diputada cuando se abra juicio oral por el caso de corrupción que la atañe —esto es, el fraccionamiento de contratos cuando estaba al frente del Institut de Lletres Catalanes para favorecer a un amigo. Si no llegó a buen puerto fue porque tanto Esquerra Republicana como la CUP no vieron con buenos ojos que Borràs pudiese mantener sus privilegios modificando ad hoc el reglamento.
Así, la secretaria general de ERC, Marta Rovira explicó que su partido desea «instituciones republicanas». Por ello entiende unos organismos «transparantes», con «paredes de vidrio para ver qué se decide, qué se gestiona, para evitar a los corruptos». También abogó por que dichos entes fuesen «radicalmente democráticos; con procesos internos, que garanticen siempre el interés general sobre el particular».
La respuesta de Borràs no se hizo esperar, acusando a Rovira de falta de «solidaridad antirrepresiva» y sororidad feminista. «¡No puedo estar más de acuerdo! Es lo que queremos los republicanos, efectivamente. Transparencia y lucha contra la corrupción», señaló la líder neoconvergente. Pero añadió que Junts también reclama a ERC «solidaridad antirrepresiva», «unidad para conseguir la independencia» y «feminismo sin intermitencias».