El proyecto del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia se inició en 1882 promovido por San Josep Manyanet i Vives. Es la obra cumbre del modernismo catalán y de Antonio Gaudí. Es increíble, como a pesar de todo lo que ha sucedido en la ciudad en estos casi 140 años, la construcción de la Sagrada Familia continua imparable y se vislumbra claramente su finalización, que parecía imposible durante años. Muchos abogaron por dejarla inacabada.
«Es increíble, como a pesar de todo lo que ha sucedido en la ciudad en estos casi 140 años, la construcción de la Sagrada Familia continua imparable y se vislumbra claramente su finalización, que parecía imposible durante años»
El 7 de noviembre de 1982, cien años después del inicio, en un día con un clima infernal, gota fría, visito las obras San Juan Pablo II. Entre la fachada del Nacimiento y la de la Pasión, a la intemperie, de la nave central no había nada construido, estaban colocadas unas cuantas sillas, frente a donde ahora debe estar el altar mayor, y un micrófono para que el Papa dirigiera unas palabras a los miembros de la Junta Rectora y del Patronato.
El Papa debió detenerse apenas unos minutos, pese a que yo estaba a su lado, como voluntario de la organización, no recuerdo que les dijo, igual tan solo los bendijo, pero si recuerdo que pensé, que moral estos de la Junta y que moral el Papa de venir a motivarles. Nunca pensé que vería la basílica tal cual esta ahora. Qué pasada. Cuando la enseño a amigos extranjeros y les cuento la anécdota, me tengo que autocontrolar mucho para no emocionarme.
Sin duda, el éxito indiscutible de las olimpiadas de 1992, que mostraron al mundo la ciudad, incluida la Sagrada Familia, provocando el boom del turismo, que algunos detestan a pesar de que nos trae riqueza, relanzaron el proyecto que a mí me había parecido moribundo en 1982. Llegaron los visitantes y las donaciones privadas desde todo el orbe. No hay nada de dinero público en la Sagrada Familia.
El 7 de noviembre del 2010, cuando el papa Benedicto XVI consagra el templo y lo distingue como basílica, el mundo quedo fascinado. Solo hay que ver las fotografías del propio papa o del rey emérito alucinando de lo que veían.
«El 7 de noviembre del 2010, cuando el papa Benedicto XVI consagra el templo y lo distingue como basílica, el mundo quedo fascinado»
La Sagrada Familia no es solo un símbolo del cristianismo, que indiscutiblemente lo es, sino que también lo es de los valores sólidos sobre los que se sustenta la ciudad de Barcelona: la creatividad, el ingenio, la tenacidad, la resiliencia, la superación de conflictos, la laboriosidad, la belleza, la visión trascendente de la vida. Valores que la harán renacer y resurgir de esta gris etapa en la que estamos ahora inmersos. Valores que debemos renovar con ímpetu y sentirnos orgullosos de ellos.
«La Sagrada Familia no es solo un símbolo del cristianismo, que indiscutiblemente lo es, sino que también lo es de los valores sólidos sobre los que se sustenta la ciudad de Barcelona»
Finalizar con la dignidad que se merece la Sagrada Familia, de forma majestuosa, es decir, no solo terminar las torres y la fachada principal de la Gloria sino construir frente a la misma un paseo que llegue hasta la Diagonal es el proyecto que la ciudad necesita para recuperar y relanzar el prestigio y la reputación internacional, pero sobre todo la autoestima perdida los últimos años. ¿Es un proyecto fácil? En absoluto es un reto muy difícil y complicado. Es de los del tipo vamos a la Luna no porque sea fácil sino porque es difícil que dijo John Fitzgerald Kennedy.
Donde debería ir el bulevar hay dos manzanas del Eixample completamente edificadas ya que recuerdo, nunca se creyó que se culminaría el proyecto. Derruir las construcciones existentes exige, no solo adquirir los bienes inmobiliarios a sus legítimos propietarios a precio de mercado, sino compensarles generosa y adecuadamente por las molestias que soportarán en bien de toda la comunidad. Hay que facilitarles un alojamiento alternativo que les satisfaga, mejor que el que tenían. No sería de recibo, atendiendo la naturaleza del proyecto, aplicar una expropiación forzosa. Este planteamiento requiere habilidades infrecuentes para llevarlo a cabo, precisa de gestores de alto nivel.
«Derruir las construcciones existentes exige, no solo adquirir los bienes inmobiliarios a sus legítimos propietarios a precio de mercado, sino compensarles generosa y adecuadamente por las molestias que soportarán en bien de toda la comunidad»
Por debajo del paseo debe construirse un aparcamiento de grandes dimensiones para autobuses y coches al estilo de la Terminal Gianicolo de Roma. La explotación del aparcamiento generara ingresos para ayudar a amortizar la obra.
Es obvio que este proyecto escapa de las capacidades del actual gobierno de la ciudad, que no sabe ni mantenerla limpia. No creo ni que se lo hayan planteado. Tenemos desafortunadamente unos gestores fóbicos a pensar a medio o largo plazo, fóbicos a cualquier proyecto o actuación que genere riqueza o prosperidad, fóbicos a construir un legado que permanezca. Por ello, lo propongo como el proyecto adecuado para el nuevo equipo que debería gobernar la ciudad después de las elecciones de 2023.
«Tenemos desafortunadamente unos gestores fóbicos a pensar a medio o largo plazo, fóbicos a cualquier proyecto o actuación que genere riqueza o prosperidad, fóbicos a construir un legado que permanezca»
Es infinitamente mejor que organizar unos Juegos Olímpicos de Invierno, que no deja de ser un evento que dura 15 días y del cual todo el mundo se olvida pronto y que ha perdido fuelle. En estos momentos, candidatos a los Juegos no hay. Problemas tiene el Comité Olímpico Internacional para encontrarlos. No estamos en el 92. Han pasado de moda y cada vez impactan menos. Por otra parte, lo que se dice nieve en el Pirineo Oriental hay mas bien poquita y su presencia es muy irregular. Créanme, se lo dice un adicto al esquí. 50 años esquiando en esa zona cada invierno, siempre esperando que venga una “llevantada”, una borrasca de levante porque las del Atlántico llegan desgastadas. Barcelona no solo necesita un plan estratégico que generé empleo y prosperidad como el que propuse en mi anterior artículo. Necesita un proyecto que provoque de nuevo la admiración del mundo entero e ilusione a la ciudad. Y tenemos el mejor. No hay en estos momentos en todo el planeta un proyecto igual. Esto sí que es construir marca Barcelona, potenciando lo mejor de nuestro pasado a la vez que nos abrimos al mundo de nuevo.
En estos tiempos de incertidumbre y desconcierto, nada mejor que un centro abierto a todos de oración, de meditación y reflexión personal sobre el misterio insondable de la vida. Todos nos preguntamos porque estamos vivos, hoy y aquí. He acompañado a muchos no cristianos a visitar el templo y todos ellos se han quedado maravillados.
«He acompañado a muchos no cristianos a visitar el templo y todos ellos se han quedado maravillados»
Imaginémonos ya la visión grandiosa, impagable, de la Sagrada Familia desde la Diagonal. Toda creación empieza en nuestra imaginación. Que veamos todos pronto de nuevo y por siempre la prosperidad de Barcelona, apuntalando la prosperidad de Catalunya, España, Europa y convirtiéndose en un referente para el planeta entero.
