ANÁLISIS / Presupuestos Generales del Estado 2022 I: previsiones muy optimistas

No hay indicios claros de que la actividad económica esté acelerándose tanto como indica el Gobierno

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso.

Terminaba el artículo de la pasada semana, dedicado a explicar por qué redistribuir la renta no es aumentar el déficit y la deuda, con estas palabras premonitorias: “más gasto social ‘redistributivo’, más impuestos y más deuda es una receta poco recomendable para impulsar la tan necesaria recuperación de la economía española y crear puestos de trabajo”. Pues bien, los Presupuestos Generales del Estado 2022 (PGE-2022) que presentó la ministra de Hacienda en el Congreso el 13 de octubre confirman, precisamente, que ésta es la senda por la que el gobierno de España pretende seguir llevándonos mientras los socios que lo auparon a La Moncloa el 1 de junio de 2018 sigan interesados en retrasar la convocatoria de elecciones generales.  

Los PGE-22 definen el marco de ingresos y gastos del Estado para el próximo año y constituyen una buena prueba de fuego para calibrar el estado de relaciones entre el PSOE y sus socios y avalistas en el Congreso. Y como Sánchez y el actual aparato del PSOE es, sin ningún riesgo a equivocarme, el mejor aliado con que pueden contar los secesionistas catalanes, desde ERC a Junts per Catalunya, y vascos, abiertamente en el caso de Bildu y veladamente en el caso del PNV, no tengo ninguna duda de que los avalistas de Sánchez, van a dar el visto bueno a las cuentas, más allá de prepararse para la negociación que se abre ahora en Las Cortes, donde cada uno de los grupos intentará engordar todo lo que pueda el premio que le corresponderá en esta lotería de miles de millones previa al sorteo navideño. Todos están dándose codazos para poner en valor quién es más decisivo y a quién le corresponde la mejor ubre del Estado.

Todos están dándose codazos para poner en valor quién es más decisivo y a quién le corresponde la mejor ubre del Estado

Muchas son las cuestiones que podrían analizarse en los varios tomos y centenares de páginas donde se plasman los planes de actuación del Estado para el próximo año que, a su vez, conforman y mediatizan las decisiones del resto de las Administraciones Públicas (AA, PP.), así como de las familias y las empresas que son las que en última instancia con sus impuestos posibilitan a las AA. PP. financiar sus siempre crecientes programas de gasto. En este artículo, voy a limitarme a examinar la credibilidad que merecen las previsiones de crecimiento del PIB incluidas en el escenario macroeconómico de los PGE-2022, la base sobre la que se sustentan las previsiones de otras variables macroeconómicas tales como el empleo, la tasa de paro, los ingresos y el déficit de las AA. PP. y la deuda pública. En un segundo artículo, examinaré las previsiones de ingresos y las políticas de gasto que el gobierno quiere acometer y presentaré mi valoración general de los PGE-2022. 

El Cuadro 1 presenta las previsiones del gobierno sobre la evolución de las principales variables macroeconómicas de la economía española en 2021 y 2022. En adición al PIB, el cuadro incluye otras variables macroeconómicas que, como el consumo privado y público, la formación bruta de capital o inversión real, las exportaciones e importaciones, el deflactor implícito del PIB, el empleo y la tasa de paro, figuran también en el Cuadro II.2.2 (pág. 88) del Libro Amarillo de los PGE-2022. No obstante, me ha parecido oportuno completar dicho Cuadro con otras variables que, pese a su relevancia, el gobierno no ha incluido, tales como la Capacidad (+) o Necesidad (-) de Financiación (CNF) de las AA. PP. y la deuda pública en circulación. Que la ministra Montero no haya encontrado un huequecito en las 443 páginas del Informe Económico Financiero de los PGE-2022 para anticiparnos cómo van a quedar las cuentas de las AA. PP. en 2021 y para presentar las previsiones del gobierno sobre su evolución en 2022, sólo puedo achacarlo a un intento intencionado de no informar con transparencia a los ciudadanos de las consecuencias de sus políticas.

Las dudas surgen porque no hay indicios claros de que la actividad económica esté acelerándose con tanta intensidad

Vamos a empezar examinando con detalle las previsiones del gobierno sobre la evolución el PIB, la variable clave que sintetiza la evolución del valor de todos los bienes y servicios finales producidos en un territorio económico, España en nuestro caso, tras descontar los cambios producidos en su valoración. Como puede verse en el Cuadro 1, el gobierno anticipa que el PIB crecerá 6,5% en 2021 y 7,0% en 2022. Ésta es la cuestión: ¿son realistas u optimistas estas previsiones? En el primer semestre de 2021, la variación del PIB respecto al primer semestre de 2020, el período en que recordemos la caída del PIB fue más intensa a causa de la paralización de todas las actividades no esenciales, ha sido 5,61% según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se sigue de ello que para alcanzar un crecimiento de 6,5% en el conjunto de 2021, el PIB en el segundo semestre tendría que crecer 7,33%, 1,7 puntos porcentuales más que en el primer semestre. 

Las dudas surgen porque no hay indicios claros de que la actividad económica esté acelerándose con tanta intensidad. Analicemos con más detalle la situación. Las proyecciones de la economía española publicadas por el Banco de España (BdE) el 21 de septiembre, dos días antes de que el INE revisara drásticamente a la baja el crecimiento de la economía española en el segundo trimestre de 2021 de la cifra avanzada en julio, 2,8%, a un raquítico 1,1%, anticipaba un crecimiento inercial del PIB en el tercer trimestre de 2,7%, una décima inferior al 2,8% del trimestre anterior. La cuestión que la revisión del crecimiento del PIB en el segundo semestre de 2021 plantea es si puede mantenerse la cifra proyectada por el BdE para el tercer trimestre,2,7%. La incógnita se resolverá en primera instancia el próximo 29 de octubre cuando el INE publique el avance de la Contabilidad Nacional Trimestral (NTR) del tercer trimestre de 2021.

Cuadro 1. Escenario macroeconómico PGE-2022

(Variación porcentual excepto en las variables especificadas)

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Fuente: elaboración propia a partir del Libro Amarillo de los PGE-2022 y Banco de España.

Mi pronóstico es que la tasa de crecimiento del PIB en 2021 se situará en torno al 5,5%, un punto menos que la cifra del Gobierno en el escenario macroeconómico de los PGE-2022

Pero es que incluso si damos por bueno que el PIB crecerá 2,7% en el tercer trimestre de 2021 sobre el segundo, la tasa de crecimiento en el cuarto trimestre sobre el tercero tendría que alcanzar nada menos que 7,9% para que el crecimiento del PIB acabara siendo 6,5% en el conjunto de 2021. Conviene subrayar también que ya el BdE, antes de conocer la revisión a la baja realizada por el INE, proyectaba un crecimiento del PIB en 2021 de 6,3%, 2 décimas inferior al que figura en el escenario macroeconómico del gobierno. A la vista de la revisión de la CNTR y la incertidumbre existente sobre la fortaleza de la recuperación en el segundo semestre de 2021, no sólo en España sino a nivel mundial y europeo, parece razonable concluir que incluso la previsión del BdE de 6,3% resulta excesivamente optimista. De hecho, el Fondo Monetario Internacional en el informe sobre las Perspectivas de la Economía Mundial (PEM-OCT 2021) que acaba de publicar rebaja en 5 décimas el crecimiento de la economía española, desde 6,2% a 5,7%. Mi pronóstico es que la tasa de crecimiento del PIB en 2021 se situará en torno a 5,5% en 2021, un punto menos que la cifra del gobierno en el escenario macroeconómico de los PGE-2022.

Más incierto resulta incluso hacer previsiones fiables sobre lo que pueda ocurrir en 2022 y 2023. El gobierno sostiene que el PIB crecerá 7% en 2022 mientras que en las proyecciones macroeconómicas del BdE, publicadas el 21 de septiembre -insisto, antes de conocer el recorte en la tasa de crecimiento del PIB en el segundo trimestre de 2021-, el crecimiento del PIB es 5,9%  en 2022 y 2,0% en 2023. Por su parte, el FMI en el informe de PEM-OCT 2021 es algo más optimista en sus previsiones que el BdE y cifra en 6,2% el crecimiento del PIB en 2022. La media de ambas previsiones nos dejaría con un crecimiento del PIB en el entorno de 6% el próximo año, 1 punto menos también que la cifra incluida por el gobierno, 7%, en los PGE-2022. 

Ni el BdE ni el FMI comparten el optimismo del gobierno de España respecto a la evolución del PIB en el segundo semestre de 2021

A la vista de todo lo dicho hasta el momento, cabe concluir que ni el BdE ni el FMI comparten el optimismo del gobierno de España respecto a la evolución del PIB en el segundo semestre de 2021, y por tanto en 2021 en su conjunto, ni tampoco para el año 2022. De nuestro análisis, se desprende que, incluso suponiendo que no se materialicen las amenazas que se ciernen sobre ell crecimiento mundial, a saber, la evolución de la pandemia, el alza de los precios de los bienes energéticos y la disrupción de las cadenas de suministros a la industria, el crecimiento del PIB en España podría situarse en el entorno de 5,5%, no 6,5%, en 2021, y de 6%, no 7%, en 2022.

Tras este análisis bastante concienzudo, podemos afirmar que el gobierno ha empleado unas previsiones de crecimiento del PIB excesivamente optimistas para elaborar los PGE-2022, y que, contrariamente a lo que se afirma en el Libro Amarillo de que el escenario macroeconómico se ha obtenido “a partir de los supuestos incluidos en las proyecciones del Banco Central Europeo (BDE) [y ] las previsiones del Banco de España”,  la realidad es que el gobierno no han tenido en cuenta la revisión a la baja del crecimiento del PIB del segundo trimestres de 2021 realizada por el INE, ni las proyecciones de crecimiento del PIB en 2021 y 2022 publicadas por el BdE el pasado 21 de septiembre. De lo que no tengo ninguna duda es que el escenario macroeconómico se sustenta en “las estimaciones propias del Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital”. (Subrayado mío.) En cuáles, le preguntaría a la ministra.

Resulta inadmisible que el escenario macroeconómico del gobierno no proporcione estimaciones de la magnitud del déficit y la deuda pública para 2021 y 2022

Cuando la previsión del gobierno sobre la evolución del PIB no está respaldada por un análisis riguroso, la conclusión inevitable que cabe extraer es que ese optimismo infundado se traslada a las restantes variables macroeconómicas incluidas en el Cuadro 1: consumo privado y formación bruta de capital, PIB a precios corrientes, empleo y tasa de paro. Por otra parte, como ya he indicado anteriormente, resulta inadmisible que el escenario macroeconómico del gobierno no proporcione estimaciones de la magnitud del déficit y la deuda pública para 2021 y 2022. En cuanto a la primera, el BdE proyecta que la Necesidad de Financiación de las AA. PP. se situará en 7,6% del PIB en 2021 y en 4,3% del PIB en 2022, lo que trasladado a cifras absolutas resultaría en déficits que rondarían los 90.000 millones en 2021 y 56.000 millones en 2022. Ya veremos.

Con las dudas existentes sobre la firmeza de la recuperación quizá no sea el momento más oportuno para subir los impuestos, pero no es, desde luego, el momento apropiado para aumentar los gastos. Pero la intención del gobierno, como veremos en el próximo artículo, es aumentar ambos a base de bien y seguir acumulando déficits y deuda.

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