El equipo de gobierno de la UAB, cuyo rector es Javier Lafuente, se ha pronunciado sobre el ataque de ultras separatistas a los estudiantes constitucionalistas de S’ha Acabat en el campus de Bellaterra con un comunicado que solo puede calificarse como lamentable. Sin mencionar a ni a los agresores ni a las víctimas, la UAB ha dicho que «rechaza la situación de tensión» vivida en el campus este miércoles. Pero también ha añadido que lamenta «la instrumentalización ideológica que se hace del campus universitario por parte de determinados partidos políticos». Una frase confusa que no permite conocer claramente si la universidad dirigida por Lafuente apoya a los agresores o a quienes han recibido su violento ataque. Es más, tal y como está redactado el comunicado y conociendo los antecedentes del centro universitario, bien podría pensarse que Lafuente considera que los responsables de lo sucedido son los estudiantes de S’ha Acabat.
En la misma nota, la dirección de la UAB se muestra convencida de que el campus de Bellaterra «ha de ser un ejemplo de convivencia pacífica y de ejercicio de libertad de expresión«. Un campus, añade, «en el que las ideas y reivindicaciones democráticas tengan cabida siempre que se haga con respeto sobre todos los miembros de la comunidad y los bienes públicos».
Ultras violentos a sus anchas en Bellaterra
El comunicado en sí no se refiere en ningún momento ni a los separatistas que han actuado de forma violenta ni a los integrantes de S’ha Acabat, que han visto, una vez más, cómo los ultras les desmontaban la carpa en la que estaban llevando a cabo un acto informativo. Lo cierto es que la UAB no ha intervenido en ningún momento para evitar el ataque. Algo que demuestra, como poco, que, si no apoya abiertamente a los ultras, sí les permite campar a sus anchas por el campus y observar con buenos ojos sus agresiones a quienes no están a favor del separatismo.
Además de destrozar la carpa de S’ha Acabat, los separatistas han coreado diversas consignas contra los estudiantes constitucionalistas. La más preocupante, la de «pim, pam, pum, que no quede ni uno», lema que también solían corear los simpatizantes de la banda terrorista ETA cuando jaleaban a los asesinos por sus crímenes.
A pocos extraña ya en Cataluña la actitud del rector Lafuente, un defensor a ultranza de la imposición del catalán en el que describió como «pequeño país», tal y como aseguró el pasado verano en la ultraseparatista Universitat Catalana d’Estiu.