Hace unos meses, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula van der leyen, propuso la creación de la Nueva Bauhaus Europea. “Quiero que los Next Generation pongan en marcha una ola europea de renovación, convirtiendo a la UE en líder de la economía circular. Pero no se trata solo de un proyecto medioambiental o económico: debe ser, además, un nuevo proyecto cultural para Europa”, aseguró Van der leyen. Esta iniciativa aspira a crear una comunidad abierta de profesionales -arquitectos, ingenieros, diseñadores, etc.- que desarrollen formas de convivencia más hermosas, sostenibles e inclusivas para todos.
Expertos del Real Estate han aludido a la Nueva Bauhaus Europea como modelo de lo que deberían ser las ciudades del futuro. Las ciudades post pandemia han protagonizado la mesa redonda, moderada por Anna Gener, presidenta y CEO de Savills Aguirre Newman, en el marco de BNEW. En el encuentro han participado Pau Llorca Garcia, Asset Manager de Logicor; Paula Piera, Senior Associate de Meridia Capital y Tania La Menza, directora de Tristan Capital Partners.
Teletrabajo, residual en grandes ciudades
“El trabajo a distancia va a tener un impacto más marginal en los trabajadores cualificados, de sectores high knowledge (alto conocimiento). Al final, estos profesionales prefieren las oficinas, donde pueden interactuar y colaborar con los demás”, ha afirmado Tania La Menza. La directora de Tristan Capital Partners tiene claro que en ciudades como Madrid y Barcelona, el impacto del teletrabajo será menor. En urbes de estas dimensiones, crece la franja de población de 24 a 40 años y se da un porcentaje alto de profesionales que se dedican a las ciencias y las nuevas tecnologías.
«El Covid-19 ha demostrado -continúa- que se puede trabajar desde casa. Esto va a ser muy importante para retener y atraer talento. Sin embargo, las oficinas seguirán siendo una parte muy importante de nuestras vidas. Las empresas se verán obligadas a ofrecer espacios de mayor calidad, sostenibles y con los servicios adecuados». También ha reconocido que hay un desequilibrio en la contratación de oficinas: la demanda se ralentiza porque no se toman decisiones, mientras que el mercado de inversión sí cuenta con liquidez.
Poco suelo disponible
La pandemia ha reforzado al sector logístico, el gran beneficiado gracias al incremento del ecommerce. Lejos de una moda pasajera, la compra por internet ha llegado para quedarse, aunque ha generado una mayor demanda de suelo logístico. En Cataluña, esta necesidad genera grandes tensiones: no hay producto acabado suficiente y tampoco se da la planificación de suelo logístico necesaria, según Anna Gener.
Por lo tanto, se constata una demanda récord de suelo que no se corresponde con la oferta existente. “En Barcelona, la disponibilidad se acerca al 5% y, en el primer anillo de la Ciudad, es de cero. Esto tiene una gran importancia. Aquellas empresas que quieran crecer o recolocarse, no pueden hacerlo. Perdemos actividad empresarial y competitividad”, ha añadido Pau Llorca.
La oferta de suelo está limitada por dos motivos: la topografía del terreno en Cataluña y la escasa gestión y creación de nuevos polígonos industriales que fomenten la actividad empresarial. «Es necesario que el mercado siga rodando, más allá de la logística», ha subrayado el portavoz de Logicor.
Ciudades post pandemia
Basándose en su propia experiencia, el panel ha dado algunas pistas acerca de cómo serán los edificios y los entornos urbanos en los que conviviremos, una vez superada esta crisis:
- Naves industriales y logísticas cada vez más tecnológicas y digitales. Veremos muchos avances en automatización, robótica, big data, Internet de las cosas, blockchain, etc. Por lo tanto, dispondremos de naves más grandes, con más capacidad de almacenamiento gestionado de manera eficiente. Al final, el objetivo será reducir el plazo de entrega de los pedidos.
- Estas naves contarán con personal cualificado, además de espacios capaces de generar bienestar y atraer talento. «Van a competir con oficinas situadas en las principales ciudades», ha dicho Llorca.
- Los activos inmobiliarios se están quedando obsoletos con mayor rapidez que años atrás. «Es importante invertir de forma óptima y sostenible. Eso hará que el edificio perdure más y su valor mejore a largo plazo. Los clientes y los usuarios cada vez serán más exigentes.
- Se acabó el hábito de edificar porque sí. Los edificios deberán integrarse en el entorno y aportar algo a la comunidad.
- El humanismo tecnológico regirá el devenir de las ciudades. Es decir, la tecnología puesta al servicio de las personas.
- Disfrutaremos de urbes smart (inteligentes), capaces de recopilar y procesar datos con mayor rapidez. Más sostenibles y conectadas con los ciudadanos para ofrecer mejor calidad de vida. «En este ámbito, Barcelona es pionera en el mundo», ha recalcado Tania.
- Y por último, ciudades más bonitas, desde el punto de vista cultural, humanas e inclusivas, siguiendo la estela anunciada por la presidenta de la Comisión Europea.