En los últimos tiempos, el descontento con la gestión de la alcadesa Ada Colau en Barcelona ha crecido hasta convertirse en un movimiento transversal, que une tanto a partidarios del separatismo —con el que Colau siempre ha mantenido una relación de cercanía— como del constitucionalismo. Así, la falta de satisfacción ante lo que muchos consideran una ciudad en decadencia se ha concretado recientemente en el movimiento Barcelona es imparable, que agrupa a más de 80 entidades y que ha convocado una manifestación en la plaza de Sant Jaume el próximo 21 de octubre.
«Si crees que Barcelona ahora es insegura, si crees que Barcelona ya no es un referente, si crees que Barcelona ya no es escucha, si crees que Barcelona es la ciudad del no, ven a la manifestación», reza el manifiesto de la organización, que también hace hincapié en la «suciedad» y el «caos» que caracterizan actualmente a la Ciudad Condal. «Barcelona vive un momento de desánimo, mediocridad e inactividad», señala el texto, y recuerda que se han dejado escapar «grandes oportunidades de progreso social, económico y sostenibilidad», en alusión a la ampliación del Prat o el Museo Hermitage.
La «Barcelona que escucha a su gente»
Por contraposición, el movimiento quiere convertir la ciudad en la «Barcelona que escucha su gente». «Que la cultura, el deporte, la salud y otros sectores estratégicos nos proyecten como lo que podemos ser: la mejor ciudad del mundo», proponen. Entre las entidades que promueven el proyecto, del que se afirma que está detrás Junts per Catalunya, se encuentran Moviment Tsumani Veïnal, Barcelona Oberta, Ufec, Federació Nacional d’Estudiants de Catalunya o el Real Cercle Artístic de Barcelona. También diferentes asociaciones vecinales y federaciones deportivas.