3.000 personas según la Guardia Urbana y 7.000 en cifras de los organizadores. Estos son los pobrísimos números con los que el separatismo ha terminado la manifestación convocada para este domingo en Barcelona con motivo del cuarto aniversario de la huelga general que tuvo lugar en Cataluña dos días después de la celebración del referéndum ilegal del 1-O. Una protesta que forma parte del calendario de movilizaciones organizado por la ANC, Òmnium Cultural y otras entidades independentistas para recordar el fracaso de la intentona golpista de 2017. Movilizaciones que se han saldado con una asistencia muy baja y que demuestran que, al menos en la calle, el separatismo ya no es ni sombra de lo que llegó a ser de la mano de Carme Forcadell y Muriel Casals.
De poco han servido las llamadas a la participación de, entre otros, el presidente de la Generalitat, el republicano Pere Aragonés, que ha asegurado que es «un orgullo pertenecer a un pueblo que se rebela, siempre firme y con determinación, contra la injusticia».
A pesar del más que evidente fracaso de participación, la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, ha pedido a los separatistas «no tener miedo» de su «propia fuerza» y «saber reconocer» las victorias. Por parte de Òmnium, ha sido Xavier Antich quien ha asegurado que «los derechos están por encima de la violencia policial y de los tribunales del Estado».