A pesar de que el Gobierno asegura que los indultos concedidos a los políticos que se alzaron contra el orden democrático en 2017 y la mesa de negociación entablada con sus socios secesionistas de ERC ha empezado un nueva etapa de «concordia» en Cataluña, el separatismo no cesa en sus hostilidades contra la mitad no nacionalista. Esta realidad queda en evidencia con la creciente intransigencia lingüística de la que hace gala con cualquier presencia del castellano en el espacio público. El último episodio lo hemos vivido con el boicot promovido contra una obra de teatro en castellano, Cantando bajo la lluvia, actualmente en cartel en Barcelona.
El boicot a la obra, dirigida por Àngel Llàcer y Manu Guix y que está cosechando un considerable éxito en la Ciudad Condal desde el pasado día 15, ha sido promovido por el director teatral Joan Lluís Bozzo —ex jefe de la compañía Dagoll Dagom— y su esposa, la actriz Mariona Bosch, ambos fuertemente movilizados a favor de la secesión. El que comenzó la campaña fue el primero, que, tan solo tres días después del estreno de la obra arremetió contra ella en Twitter escribiendo la siguiente invectiva: «Cantando bajo la lluvia botiflera [traidor a la patria catalana]». El tuit fue respondido por Llàcer, que acusó a Bozzo de «meter mierda» a pesar de saber «cómo han cambiado los tiempos y las ayudas».
«En ‘Madriz’ hace falta gente y aquí sobra»
Pero la cosa no acabó ahí. La defensa de Llàcer fue replicada por la esposa de Bozzo, Mariona Bosch, que fue aún más lejos en sus improperios que su marido. «¡Boicot al teatro en castellano!», exclamó. «Estamos en Cataluña y queremos el teatro en catalán. Si tanto os cuesta, en MadriZ (sic) hace falta gente y aquí nos sobra», agregó Bosch, acompañando sus palabras del cartel de la obra tachado con una gran equis roja. Siguiendo sus recomendaciones, el boicot fue secundado por otros internautas secesionistas.