Durante las negociaciones entre ERC y Junts para formar gobierno al frente de la Generalitat uno de los escollos fue el papel que debería jugar el Consell per la República de Carles Puigdemont. Dicho así podría pensarse que se trata de un chiringuito montado por el ex presidente en Waterloo para pasar el rato mientras la Justicia belga decide si lo entrega o no a España. Sin embargo, la realidad es muy diferente y, a la vez, preocupante.
En el seno del Consell per la República se dan la mano, entre otros, representantes de ERC y Junts, de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), de algunos de los partidos que integran la CUP y otras organizaciones separatistas. Es, en realidad, una Generalitat en paralelo aunque sin competencias reales. Sus casi 99.000 socios aportan un mínimo de 10 euros anuales para su mantenimiento y, además de la promoción del procés en el exterior, es más que evidente que intenta dirigir desde el centro de Europa el Govern del republicano Pere Aragonés.
El Parlament 2
Los miembros del Consell per la República están llamados en estos momentos a participar en un proceso electoral que tiene como finalidad elegir a la Asamblea de Representantes, que tendrá 121 integrantes que, a su vez, se constituirán como «el Parlament del Consell per la República». La asamblea, según figura en la web del Consell, «representará a los ciudadanos» que forman parte de la asociación «e impulsará la acción política«. Además, «tendrá funciones de reglamentación interna y de control del Ejecutivo, es decir, del Govern del Consell per la República».
La votación será telemática y se podrá realizar entre los días 29 y 31 de octubre. La convocatoria es el primer decreto que aprueba el Consell per la República, que, además, tiene su propio «Boletín Oficial del Consell per la República«.
Candidatos con o sin cargo
A estas elecciones puede presentarse cualquiera que tenga el carnet de socio del Consell. Eso sí, no será lo mismo un candidato que tenga ya un cargo electo en Cataluña que un ciudadano corriente. De entre los primeros serán elegidos 40 «en una circunscripción única«, mientras que, en el caso de los ciudadanos, se elegirá un total de 81 repartidos «territorial y proporcionalmente en 26 circunscripciones».
Los candidatos deberán ser aprobados por la Sindicatura Electoral, que vendría a ser la Junta Electoral central. Tendrán un espacio en el portal del Consell per la República y 12 días para hacer campaña.
Más presión sobre Aragonés
¿Qué papel puede jugar esta entidad en el Govern real catalán? En principio, el acuerdo entre ERC y Junts deja al margen el Consell per la República del día a día del Govern de Aragonés. Sin embargo, considerando que ambas formaciones forman parte de la asociación, es evidente que se trata, como mínimo, de un foro en el que, desde el exterior, se decide cómo gobernar Cataluña. A la vez, se trata de un elemento de presión hacia ERC, que está en clara minoría en el Consell y que se resiste a ser tutelada por Carles Puigdemont, por mucho que desde Junts se refieran a él como «el presidente legítimo».
¿Puede dar al traste con el acuerdo entre republicanos y posconvergentes en Cataluña? Lo cierto es que cualquier cosa puede hacer estallar la guerra entre las dos formaciones. Y el Consell per la República sería una buena excusa si Junts logra hacerse con la mayoría en la Asamblea de Representantes. Considerando que, al menos de puertas para fuera, todo el mundo identifica el Consell con Carles Puigdemont, esta posibilidad puede perfectamente convertirse en realidad y, por lo tanto, Aragonés tendría, más aún que ahora, a la oposición a ERC fiscalizando tanto en el Parlament como en el Govern y en Waterloo. Una situación más que incómoda para un republicano que apuesta claramente por el diálogo con el Estado y que, de momento, no tiene ninguna intención de subirse al carro de la unilateralidad defendido por Junts.