Frente a otro tipo de violencias, la que el separatismo ejerce contra el constitucionalismo es minusvalorada o ninguneada. Así ha ocurrido con el ataque que la comisaría de Via Laietana sufrió durante la pasada Diada, en el que radicales separatistas lanzaron pintura, bombas de humo y barras de hierro contra las dependencias de los agentes. Por un lado, el Gobierno restó importancia a los incidentes al asegurar que la tradicionalmente conflictiva fiesta catalana había transcurrido con normalidad. Por otro, el partido que gobierna en Cataluña, ERC, se ha negado a condenar estos sucesos.
La negativa a rechazar la violencia nacionalista la profirió ayer el portavoz de los republicanos en el Congreso, Gabriel Rufián, en respuesta a una pregunta del periodista de Estado de Alarma TV, Vito Quiles. Hasta en dos ocasiones el reportero le preguntó al político separatista si su formación condenaba los ataques sufridos por la Policía Nacional en Barcelona, que se saldaron con dos detenidos. Pero la única respuesta de Rufián fue ésta: «No participamos de burbujas mediáticas».
Cantó lo compara con el exterrorista Otegi
Las declaraciones de Rufián han merecido el reproche de políticos constitucionalistas como el popular Toni Cantó. «¿A qué suenan esos argumentos respecto a la violencia?», se preguntó en las redes el director de la Oficina del Español, acompañando su reflexión de una fotografía en la que podía verse juntos a Rufián y al líder de la formación abertzale Bildu y antiguo terrorista, Arnaldo Otegi.