En junio de 2015, tras la llegada de Ada Colau a la Alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona, se inició un particular proyecto de Memoria histórica por parte de los Comuns, para suprimir del espacio público nombres Borbónicos o relacionados con la dictadura franquistas. Seis años después, el callejero de la ciudad se ha convertido en la herramienta ideológica más polémica de Colau, al borrar determinadas calles con justificaciones un tanto controvertidas.
Colau aseguraba que unos de los objetivos de su Gobierno, era priorizar una Barcelona más feminista, republicana y antifranquista. Además, se apostaba por dar más protagonismo a las temáticas relacionadas con las luchas sociales, las revueltas obreras y los movimientos vecinales.
Contra la Corona
Está claro que la Corona ha sido la principal víctima de la alcaldesa con la complicidad de los partidos separatistas. Entre los espacios que han cambiado de nombre: el Salón de la Reina Regente, por Pi i Sunyer; la plaza Juan Carlos I, por Cinc d’Oros; la avenida Príncipe de Asturias, por Riera de Cassoles; Avenida de Borbón, por Els Quinze; los jardines Príncipe de Girona, por Parque del Baix Guinardó; Jardines de las Infantas, por Jardines de Magalí o la Plaza de la Hispanidad, por Pablo Neruda.
Los siguientes en desaparecer del callejero de Barcelona serán los Reyes Católicos, tras 94 años ocupando una calle en el barrio de Vallvidrera. El Ayuntamiento informó que el cambio de nomenclatura se hará efectivo mañana, 16 de septiembre. Su lugar lo ocupará Elisa Moragas i Badia, pedagoga y fundadora de la Escuela Nabí, que tiene el edificio en esa misma calle.
Más de 1.000 firmas por el cambio
La plataforma popular Canviem Reis Catòlics inició hace un par de años la recogida de firmas para solicitar el cambio de nombre al Ayuntamiento. Uno de los argumentos que esgrimía este colectivo de vecinos para eliminar esta calle era que fue durante la dictadura de Primo de Rivera que se determinó el nombre de la calle Reyes Católicos. “Este nombre que no nos representa ni vincula con nuestro entorno inmediato”, aseguraba la plataforma vecinal.
Además, este grupo de vecinos presentó un manifiesto ampliando sus argumentos a la retirada de la calle: “la colonización de las Américas, la expulsión del pueblo Sefardí, la complicidad con la santa inquisición o el modelo monárquico y autoritario de Isabel I y Fernando II, son algunos de los argumentos en que basamos la pertinencia y legitimidad de nuestra propuesta”.
La iniciativa logró 1.045 firmas de apoyo en su fase inicial, 345 más de las necesarias para elevar la propuesta al Pleno del distrito de Sarrià-Sant Gervasi (son necesarias 700 firmas). Posteriormente, unos 300 vecinos participaron en la votación definitiva para escoger el nombre definitivo, entre ellos los CDR de Vallvidrera o los okupas de la Casa Buenos Aires, que también formaron parte del manifiesto junto asociaciones de familias de la Escuela Nabí y otras asociaciones vecinales de Vallvidrera.
Entre las propuestas más llamativas del proceso de participación para cambiar la calle de los Reyes Católicos fueron: 1 de octubre, en recuerdo al referéndum independentista y eliminado en primera ronda; Manuel Vázquez Montalbán, como vecino de Vallvidrera o Feminismo, en clara sintonía con las políticas de los Comuns.
En marzo de 2020, se trasladó la propuesta de cambio de nombre al Consejo Plenario del distrito de Sarrià-Sant Gervasi. La iniciativa vecinal fue debatida y consiguió la aprobación definitiva por mayoría, al obtener los votos a favor de ERC, BComú, JxCAT y PSC. Mientras Cs, PP y Bcn pel Canvi votaron en contra.
Separatismo radical
La realidad es que detrás de estos vecinos que realizaron el manifiesto y promovieron la petición a través de la plataforma, se encuentran partidos independentista ERC, Junts y también la CUP, actualmente sin representación en el Consistorio.
El sector separatista ha presionado al Ayuntamiento para acelerar el cambio de nombre tras su aprobación definitiva en el pleno del distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Algo que no preocupaba al Gobierno municipal, ya que nunca han planteado obstáculos para suprimir del callejero a los Reyes Católicos. Al contrario, Colau siempre ha considerado que la figura de Cristóbal Colón apoyado por los Reyes Católicos fue un “genocidio”.
En este caso, la decisión más sorprendente ha llegado por parte del PSC, ya que durante 30 años dirigiendo el gobierno de la ciudad nunca planteó el cambio de nombre y ahora se suma a los independentistas y Colau. Según fuentes del propio Ayuntamiento, atribuyen este apoyo a no dividir las votaciones del gobierno municipal, ya que Colau gobierna con PSC.
PP: «Colau paga favores»
El portavoz del Partido Popular en el Ayuntamiento de Barcelona, Óscar Ramírez, lamenta que “la prioridad de Barcelona sea eliminar la historia de España del callejero para alimentar las frustraciones de un separatismo cada vez más dividido y en decadencia”. Para Ramírez, “con estos gestos Colau paga encantada sus favores al separatismo, mientras que el PSC prefiere quedarse mudo y mirar hacia otro lado. No es memoria histórica, es revisionismo, no tiene ningún sentido eliminar la figura de los Reyes Católicos del callejero después de casi 100 años”.
Por su parte, la portavoz de Bcn pel Canvi, Eva Parera considera que “Ada Colau, con el silencio cómplice del PSC, está retirando de Barcelona toda referencia a la monarquía: calles, plazas, el retrato del Rey o la no asistencia a los actos oficiales. Unas decisiones que están siendo aplaudidas por el independentismo, los mismos que la apoyan en otras medidas municipales. Retirar aquello que haga referencia a la monarquía no es más que la voluntad de retirar cualquier presencia del Estado en Barcelona como ya sucede con el intento de echar a la Policía Nacional de Via Laietana o a los militares del cuartel del Bruch”.