Corría enero de 2020 cuando ERC y el PSOE alcanzaban un acuerdo que significaría el principio de la mala relación entre los republicanos y JxCat, hoy Junts. La abstención de ERC para permitir que el socialista Pedro Sánchez pudiera revalidar como presidente del Gobierno tendría, entre otros costes, el de organizar una mesa de diálogo que permitiera a los republicanos demostrar su tesis de que es posible alcanzar un pacto con el Estado para celebrar un referéndum legal y, de paso, una ley de amnistía que beneficie a los supuestos «represaliados».
Gobernaba entonces la Generalitat Quim Torra, el vicario de Carles Puigdemont, quien entonces, como ahora, movía los hilos desde Waterloo. Los herederos de Convergència no aceptaron de buen grado la idea de ERC y, desde el minuto uno, se dedicaron a lanzar duros ataques contra un mesa que ni siquiera se había convocado. Las bravatas de Torra en Cataluña y de Laura Borràs en Madrid quedaron en nada pues, a la hora de sentarse, el hoy inhabilitado no tuvo ningún problema en encabezar la comitiva que viajó hasta la capital del Estado para comenzar a negociar. La pandemia de COVID-19 puso freno a un diálogo que acababa de comenzar pero el enfrentamiento entre republicanos y posconvergentes se fue incrementando hasta que la inhabilitación de Torra obligó a convocar nuevas elecciones.
Resulta difícil entender cómo es posible que dos partidos tan diferentes y entre los que existe tanta inquina son capaces de llegar a un acuerdo de gobierno. De ahí que a pocos pueda sorprender cómo Puigdemont y Junts han logrado reventar la mesa de diálogo en su segunda reunión, sin que esta aún se haya producido.
Sánchez y Castells, fuera
El boicot ha sido tan evidente que hasta el Gobierno central ha preferido retirar a dos de sus representantes, los ministros Raquel Sánchez (PSC) y Manuel Castells (Unidas Podemos). Y, aunque todo indica que la mesa sí estará presidida por el socialista Pedro Sánchez, la caída de Junts del cartel hace que cualquier decisión que adopten los participantes pueda ser fácilmente criticada como poco representativa del separatismo en su conjunto. Es la amenaza que ha lanzado este martes el secretario general de Junts, Jordi Sánchez, tras anunciar que su partido no pensaba retirar a los elegidos para participar en la mesa: él mismo, el también indultado Jordi Turull y la diputada en el Congreso Miriam Nogueras. Aunque todo indica que no participarán en la reunión, nada puede darse por hecho hasta que esta comience.
En el lado catalán de la mesa, finalmente, se sentarán Pere Aragonés y los consellers Laura Vilagrà (Presidencia) y Roger Torrent (Empresa y Trabajo). Por parte del Gobierno central lo harán Pedro Sánchez y los ministros Miquel Iceta (Cultura y Deportes), Yolanda Díaz (Vicepresidencia y Trabajo), Félix Bolaños (Presidencia) e Isabel Rodríguez (Política Territorial).