Análisis/ Cómo nos confunden las eléctricas con ayuda del Gobierno

La bajada del IVA de la luz, no ha influido en el recibo que está por las nubes. Foto: Pexels.
La bajada del IVA de la luz, no ha influido en el recibo que está por las nubes. Foto: Pexels.

Detenerse a examinar la factura eléctrica es para los clientes con posibles, e incluso para quienes disfrutan de una posición económica desahogada, un ejercicio sin duda árido y bastante aburrido.

Quizá, por ello, cuando la reciben se limitan a echarle una ojeada superficial, resoplan un poco al comprobar lo que les han soplado ese mes y pasan a ocuparse de otros asuntos más atractivos y excitantes. Estamos ante un documento inapelable y ejemplar en apariencia por las explicaciones, los gráficos y cálculos que incluye.

«Estamos ante un documento inapelable y ejemplar en apariencia por las explicaciones, los gráficos y cálculos que incluye. La primera impresión incluso para los más concienzudos es que hay poco que rascar».

La primera impresión incluso para los más concienzudos es que hay poco que rascar: sabemos que pagamos cada mes algo más, pero de poco o nada sirve lamentarse porque, como nos ha dicho, la ministra Ribera “probablemente nos queden todavía por delante algunos meses duros” ¿Por qué será que me suena la frase? ¡Ah!, ya caigo: fue cuando el presidente Sánchez advirtió a los españoles el 14 de marzo de 2020 que nos quedaban semanas muy duras por delante. En realidad, eran meses muy duros los que nos quedaban por delante, como ahora.

Sabemos que pagamos cada mes algo más, pero de poco o nada sirve lamentarse porque, como nos ha dicho, la ministra Ribera “probablemente nos queden todavía por delante algunos meses duros”

Basta, sin embargo, con prestarle algo más de atención a la factura y examinar con cierto detenimiento los gráficos y cuadros incluidos en ella, para que nos surjan algunas dudas sobre su presunta transparencia y ejemplaridad, y se pongan en estado de alerta nuestras pequeñas células grises, como diría Poirot.

Y qué duda cabe que la alarmante subida de los precios en la generación de la electricidad que los sufridos clientes estamos padeciendo desde el pasado febrero -cuyas causas analicé en mi artículo “Achicharrados en un suave verano” publicado el pasado 21 de agosto en este diario-, y la insistencia de mi ‘cuñao’, todo hay que decirlo, me han hecho encontrar un huequecito estos días septembrinos para desentrañar la misteriosa factura de la luz del pasado mes de julio. Pronto nos dará otro susto la del mes de agosto.

Cambios injustificados y agujeros negros

Centraré la atención en las facturas de la empresa distribuidora, ‘energíaXXI’, de la que soy cliente, aunque supongo que los documentos no difieren en lo esencial de los que otras compañías envían a sus resignados clientes. El anverso de la última factura correspondiente al período 30 de junio a 1 de agosto incluye, además de la información relativa al cliente y el resumen de la factura, dos gráficos en colores, uno de barras donde se proporciona ‘Información sobre el consumo eléctrico’ y un diagrama circular ‘Destino del importe de la factura’ donde se detalla a quién va a parar nuestro dinero.

Esta información se completa en el reverso con un apartado denominado ‘Desglose de la factura’; un segundo bloque de ‘Información para el consumidor’ donde se indica las características del contrato, ‘Precio Voluntario para el Pequeño Consumidor (PVPC)’, en mi caso, y las condiciones para acceder al ‘Bono social para consumidores vulnerables’; y un apartado final donde aparecen dos gráficos y un cuadro en los que se desglosa el ‘Origen de la electricidad’ para la ‘Mezcla de Producción en el sistema eléctrico español 2020’ y la ‘Mezcla Comercializadora de Referencia 2020’. Salvo este último bloque del reverso, el resto de la información tiene consecuencias para nuestros bolsillos.

No se puede a primera vista pedir más transparencia al enviarnos la empresa una información en apariencia tan exhaustiva y detallada. Pero a poco que nos molestemos en rascar la superficie, empezamos a ver cosas, digamos, raras o anómalas.

«No se puede a primera vista pedir más transparencia al enviarnos la empresa una información en apariencia tan exhaustiva y detallada».

Una primera observación de carácter menor es que el número de días incluido en la factura varía cada mes, y en los primeros siete meses de 2021, por ejemplo, sólo la facturación correspondiente al período 1 de febrero al 1 de marzo coincide con los 28 días de febrero. No encuentro ninguna explicación para que el número de días facturados sea 35 días en un caso (1 de marzo a 5 de abril) y en otro de 28 (3 de mayo a 31 de mayo). Más bien parece una arbitrariedad injustificada que dificulta las comparaciones intermensuales y confunde al cliente.

«Una primera observación de carácter menor es que el número de días incluido en la factura varía cada mes, y en los primeros siete meses de 2021, por ejemplo, sólo la facturación correspondiente al período 1 de febrero al 1 de marzo coincide con los 28 días de febrero».

Diferencias relevantes en las facturas a partir del 31 de mayo

La información que aparece en el anverso de las dos últimas facturas, correspondientes a los períodos 31 de mayo a 30 de junio y 30 de junio a 1 de agosto, difiere de la incluida en las facturas de meses anteriores. Además de los datos del cliente, resumen de la factura y datos del contrato, las facturas anteriores al 31 de mayo incluían un gráfico de barras ‘Evolución del consumo’, similar al que ahora se denomina ‘Información de consumo eléctrico’ en las últimas facturas, salvo por la circunstancia de que en las facturas posteriores al 31 de mayo la información de consumo se desglosa en las tres franjas horarias, ‘punta’, ‘llano’ y ‘valle’, que han sustituido a las dos franjas existentes, ‘punta’ y ‘valle’, hasta esa fecha.

Este cambio no es tan inocente, como podría parecer a primera vista, puesto que la nueva franja de horas ‘valle’ dura tan solo 8 horas, en lugar de 12 horas, como ocurría hasta el 31 de mayo, y las 4 horas sustraídas a esta franja las compañías las facturan ahora como consumo ‘llano’ y ‘punta’, esto es, a un coste para el usuario mucho más elevado. Bastaría con extender el período valle a 12 horas de nuevo para reducir la factura de los clientes considerablemente.

El segundo gráfico incluido en el anverso de las nuevas facturas presenta los porcentajes que suponen los ‘costes de energía’, ‘cargos’, ‘peajes’, ‘impuestos’ y ‘alquiler de contador’. Un gráfico muy parecido se incluía en el reverso de las facturas anteriores al 31 de mayo con un desglose entre ‘Costes regulados’, ‘Coste de producción y costes de comercialización’, e ‘Impuestos aplicados’. Si bien es cierto que el desglose es ahora algo más fino, también lo es que en cada sección de la tarta se incluye únicamente el porcentaje de cada rúbrica, mientras que en las facturas anteriores al 31 de mayo figuraban las cifras absolutas, una información mucho más relevante que se presentaba con un tamaño de letra que no requería utilizar lupa, como ocurre ahora.

De momento, el examen de los cambios en la facturación nos permite concluir que los clientes no hemos ganado nada y hemos perdido horas valle e información fácilmente relevante. Además, el desglose del concepto ‘Costes regulados’ en las facturas anteriores al 31 de julio informaba al cliente cuál era la cuantía destinada a ‘Incentivos a las energías renovables, cogeneración y residuos’, al ‘Coste de redes de transporte y distribución’ y a ‘Otros costes regulados (Incluida la anualidad del déficit)’.

«De momento, el examen de los cambios en la facturación nos permite concluir que los clientes no hemos ganado nada y hemos perdido horas valle e información fácilmente relevante».

Esa información ha desaparecido con los cambios introducidos y la pregunta que los usuarios nos hacemos es por qué tenemos que pagar nosotros los incentivos a las energías renovables o la anualidad del déficit. Los clientes no somos los responsables de los costes ocasionados por las políticas adoptadas por los gobiernos y la UE para impulsar determinados tipos de energías, y los déficits que hayan podido ocasionar esas políticas deberían asumirlos las instituciones que las promueven.

«Por qué tenemos que pagar nosotros los incentivos a las energías renovables o la anualidad del déficit. Los clientes no somos los responsables de los costes ocasionados por las políticas adoptadas por los gobiernos y la UE para impulsar determinados tipos de energías».

Por último, en el anverso de las facturas anteriores al 31 de mayo de 2021 se incluía también un Cuadro donde se presentaba el desglose del consumo en horas ‘punta’ (P1 13:00-23:00 horas a partir del 31 de marzo y 12:00-24:00 entre esa fecha y el 31 de octubre) y ‘valle’ (12 horas restantes). Y en el reverso de la factura se presentaba un Cuadro detallado con el desglose de la factura en ‘Facturación por potencia contratada’, que incluía el peaje de acceso y un coste fijo de comercialización, y ‘Facturación por energía consumida’ que se calculaba multiplicando los consumos realizados por los precios correspondientes a horas ‘punta’ y ‘valle’. La suma de ambas cantidades daba un subtotal al que se añadían el coste de alquiler de equipos de medida y el impuesto de la electricidad y el IVA.

Pues bien, desde el cambio en la facturación realizado a partir del 31 de mayo, los ‘Peajes de transporte, distribución y cargos’ aparecen dos veces: en el apartado de ‘Facturación por potencia contratada (“Término fijo”), como ocurría hasta esa fecha, y también en el apartado

‘Facturación por energía consumida (“Término variable”)’. El resultado de este cambio en mi factura de dos meses consecutivos con un consumo de kWh similar es claro: al pagar dos veces peajes y calcularse el importe de estos en la parte variable con discriminación horaria de ‘punta’, ‘llano’ y ‘valle’, la cuantía de mi factura por peajes fijos y variables aumentó 15,31%.

Pero, sin duda, lo más escandaloso de la nueva facturación implantada a partir del 31 de mayo es que el cliente no puede replicar el importe que la empresa distribuidora le factura como ‘Costes de la energía’ que, como es lógico, constituye el grueso de la rúbrica ‘Facturación por energía consumida (“Término variable”)’.

A diferencia de lo que ocurre en el cálculo del importe de los peajes y de lo que ocurría con la cuantía facturada como ‘Coste de la energía’ hasta el 31 de mayo, las facturas ahora no especifican cómo calculan la cifra más importante que los clientes tenemos que abonar por las buenas o por las malas.

A la ministra Ribera

Después de esta pequeña incursión en este escabroso territorio de empresas eléctricas cuyos consejos de administración han acogido a expresidentes de gobierno, a tantos exministros y exsecretarios de Estado, se me ocurren unas cuantas recomendaciones que me gustaría elevar a la Sra. Ribera que, según ella misma ha manifestado, nada puede hacer para bajarnos la factura de electricidad que soportamos los ciudadanos por el consumo de electricidad en nuestros hogares, porque las empresas pueden al menos trasladar los precios más elevados a sus clientes.

· En primer lugar, como decía en mi artículo anterior sobre el tema, empiece ministra por mejorar la eficiencia en el sector de generación impulsando las inversiones requeridas para eliminar las centrales obsoletas, y como eso no puede hacerse de hoy para mañana y llevará algún tiempo, vigile entretanto a las empresas para evitar que recurran a centrales obsoletas a fin de elevar los precios del suministro y ampliar los márgenes de las centrales más eficientes operadas por esas mismas empresas.

· En segundo lugar, explíquenos por qué los peajes que hasta el 31 de mayo aparecían únicamente en el apartado de ‘Facturación por potencia contratada’, aparecen a partir de esa fecha tanto en la ‘Facturación por potencia contratada’ como en la ‘Facturación por energía consumida’, supongo que el cambió contó con la aprobación de su Ministerio. Lo tiene bastante fácil si quiere reducir la factura.

· En tercer lugar, debería aclarar a los consumidores por qué tenemos que pagar los ‘Incentivos a las energías renovables, cogeneración y residuos’ y ‘Otros costes regulados (Incluida la anualidad del déficit)’ que, si bien ahora no figuran en las facturas más recientes de forma explícita, aunque con toda seguridad siguen ahí, sí aparecían en el apartado de ‘Costes regulados’ en las facturas anteriores al 31 de mayo. Como consumidor aspiro a que se me facture la electricidad producida por centrales eficientes y que los incentivos a las energías renovables sean asumidos por el Estado y de la UE, si esas políticas imponen elevan los precios de la electricidad.

· En cuarto lugar, me gustaría saber quién soporta los descuentos de entre un 25% y 50% en la factura de electricidad que otorga el Bono Social a los consumidores vulnerables, porque, al igual que los incentivos a las energías renovables ese coste debería recaer sobre el Estado, no sobre los consumidores que seguimos pagando puntualmente nuestra cada vez más asfixiante factura. La solidaridad a golpe de decreto está muy bien, pero el coste de debería recaer sobre los Presupuestos Generales del Estado.

· En quinto lugar, ¿por qué tenemos que pagar un alquiler por un contador que no deja de ser un instrumento de la empresa necesario para medir los consumos? La cantidad que nos cobran puede parecer irrisoria, 0,91€ en mi último recibo, pero multiplicado por 12 meses la cifra asciende a 10,92 al año y por 11 millones de clientes PVPC a la nada despreciable cantidad de 120 millones de euros anuales. Como el precio de un contador no supera los 100€ en el mercado, posiblemente no más de la mitad de esa cantidad para una compañía eléctrica, el alquiler proporciona beneficios a la compañía una vez transcurridos poco más de 4 años. El Estado debería obligar a las compañías distribuidoras a ofrecer la posibilidad de adquirirlo al precio de coste.

¿Por qué tenemos que pagar un alquiler por un contador que no deja de ser un instrumento de la empresa necesario para medir los consumos?

· En sexto lugar, bastaría con volver a la situación anterior al 31 de mayo extendiendo la franja horaria ‘valle’ a 12 horas para reducir apreciablemente la factura de millones de clientes. Está en su mano Sra. Ribera dar marcha atrás y volver a la situación vigente hasta el 31 de mayo.

· Por último, Sra. Ribera, ahí tiene el BOE a su disposición para exigir a las empresas que detallen cómo calculan el concepto ‘Costes de la energía’, la principal rúbrica de la factura de la mayoría de los clientes, para que los ciudadanos podamos replicar los cálculos con exactitud, tal como ocurre en el caso de los peajes, y comprobar que al menos estas empresas respetan las cuatro reglas de la Aritmética.

«No me diga Sra. Ribera que nada puede hacer el gobierno para aliviar la factura de los achicharrados clientes de las empresas de electricidad y deje de repetir que “probablemente nos queden todavía por delante algunos meses duros”.

Ahora, no me diga Sra. Ribera que nada puede hacer el gobierno para aliviar la factura de los achicharrados clientes de las empresas de electricidad y deje de repetir que “probablemente nos queden todavía por delante algunos meses duros”. Sí se puede, Sra. ministra, está en su mano hacerlo, así que póngase manos a la obra.

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