«Siempre digo que lloro fotografías», publicaba Olatz Vázquez en su cuenta de Twitter hace apenas 9 meses. Hoy son muchas las personas que la lloran a ella. Según ha avanzado Cadena Ser, la periodista de 27 años ha fallecido esta madrugada víctima del cáncer de estómago que padecía desde hace un año.
Olatz asumió un diagnóstico poco esperanzador que llegó más tarde de lo que debería haber llegado por culpa de la pandemia. Sin embargo, lejos de convertirse en una víctima invisible decidió compartir sin tapujos su batalla contra esta cruel enfermedad haciendo testigos a miles de personas. Testigos de las treguas y de las recaídas.
Olatz decidió compartir sin tapujos su batalla contra el cáncer. Miles de personas fueron testigo, de las treguas y recaídas de la enfermedad, del ánimo y el desánimo
Una de las frases más bellas que le han dedicado a Olatz dice: «Ahora habitas el horizonte que mirabas». La joven fotógrafa y comunicadora se convirtió en la protagonista de su propia historia, la que nunca hubiese deseado contar. La que nunca hubiésemos deseado oir.
«Ahora habitas el horizonte que mirabas»
Dedicatoria a Olatz de un usuario de Twitter tras la conocerse la triste noticia
El capricho de esa cruel enfermedad se cebó con Olatz. Le robó fuerzas, kilos e independencia. Así lo contó ella misma con las pocas fuerzas que podía sacar en ese momento de su débil persona. Sin embargo, ahí estaba explicando que «el cancer es una mierda». Nunca vendió finales felices con hadas de por medio pero siempre se agarró a lo único que podía agarrarse, a las ganas de vivir.
La fotografia, su mejor terapia
Olatz: «Soy la chica a la que James Rhodes le regaló su Leica«. Y no pudo tener mejor destino el aparato. La joven fotógrafa y periodista no solo lloraba fotografías como ella dijo alguna vez, las respiraba.
La joven vizcaína se ha ido dejando un gran vacío entre todas aquellas personas que cada día paseaban por su perfil en busca de noticias. Tristemente, no pudo ganar la batalla terrenal pero si algo consiguió Olatz fue dar una gran lección y convertirse en vencedora ante uno de sus peores temores: la muerte.
Que la tierra te sea leve, DEP