Históricamente, el nacionalismo catalán ha jugado dos cartas en su relación con el Estado. Una, conocida como peix al cove, consiste en extraer todas las concesiones de autogobierno posibles del Ejecutivo central mediante la negociación posponiendo la separación inmediata —cabe decir que como única cesión. La otra, que pusieron en practica durante los años del procés, pasa por saltarse las fases intermedias y apostar directamente por la secesión. Y bien, ¿cuál de estas dos está jugando la Generalitat en estos momentos? Pues parece que ambas, tal y como se desprende la entrevista que su presidente, Pere Aragonès, ha concedido a TV3 esta mañana.
Y es que, por una parte, la Generalitat, aboga por seguir fortaleciendo la ruptura a cámara lenta con el resto de España mediante las cesiones que obtenga en la mesa de negociación con el Gobierno. Así, en la conversación, Aragonés ha dicho que están por la labor de «encontrar punto de contacto con el Gobierno español» en dicha mesa. Y ha reivindicado: «Tenemos que volver a comenzar el diálogo con el gobierno español, han pasado muchas cosas desde el último año que se celebró».
«Nuestro objetivo es el referéndum»
Pero, por otra parte, el Govern no renuncia a su programa de máximos. Esto es, ejercer la autodeterminación a través de un plebiscito. «Nuestro objetivo es el referéndum», ha remarcado. De hecho, ha dejado claro que no existe una alternativa a esta vía para el separatismo: «Si alguien tiene una idea mejor que el referéndum que la proponga». Finalmente, al referirse a los Juegos Olímpicos de invierno, se le ha escapado que espera que la celebración de la consulta de autodeterminación tenga lugar antes de la de los Juegos, es decir, antes de 2030.