En Ciudadanos comienzan a evidenciar el hartazgo que les generan la parcialidad y los malos modos de la presidenta del Parlament, la posconvergente Laura Borràs. La última en denunciar el comportamiento de la jefa de la Cámara autonómica ha sido la diputada Anna Grau, que se ha referido a Borràs como «una presidenta muy macarra para el Parlament».
En una entrevista con la ACN recogida por El Nacional, Grau ha denunciado el mal trato que da Borràs a diputados de su formación como Nacho Martín Blanco. Y es que la presidenta del Parlament da y quita la palabra, al parecer, a su antojo. Nada que ver, eso sí, con los momentos de tensión que llegaron a protagonizar sus antecesoras Núria de Gispert y Carme Forcadell contra los representantes de Ciudadanos en la Cámara.
A juicio de Grau, Laura Borràs utiliza el Parlament «como si fuera la ducha de su casa«. «Ella se lo pasará bomba», ha añadido, «pero Nacho Martín Blanco no disfruta cuando interviene y ella le corta la palabra». Grau también ha señalado que nunca pensó que la Cámara autonómica llegaría al «punto de banalidad y degradación» que tiene actualmente.
Mesa de diálogo y una democracia «bajo mínimos»
En la misma entrevista, Grau también opina sobre la mesa de diálogo entre la Generalitat y el Gobierno central, que se reunirá el próximo mes de septiembre, tras la celebración del 11S. Sobre esta cuestión, la diputada de Cs ha asegurado que se trata de una mesa que «nace muerta antes de empezar«. «Se sientan a dialogar para evidenciar que no dialogan con los otros», ha añadido. También ha mostrado su temor a que esta mesa sea simplemente «un reparto de cromos, poder y recursos». Aunque, de ser así, ha señalado, espera que, al menos, sea «bueno» para los catalanes.
Grau, finalmente, no ha desvelado si apoyaría un retorno al Estatut de 2006 y se ha limitado a recordar que primero habría que «empezar a cumplirlo». «La gente se ha acostumbrado peligrosamente a no cumplir las leyes ni los acuerdos», ha concluido, «el Estatut y la Constitución están muy lejos de cumplirse en Cataluña y la democracia está bajo mínimos».