El independentismo confiaba en que su control de la escuela, su influencia en los flujos migratorios y la política de prevalencia del catalán acabarían configurando una sociedad en la que el catalán sería la lengua habitual mayoritaria. El franquismo no pudo acabar con el catalán. Tampoco el nacionalismo catalán parece que vaya a acabar con el castellano como lengua habitual en Cataluña. Al contrario, los extranjeros son más resistentes al catalán que los migrantes de otras comunidades españolas y los jóvenes parece que se identifican más con el castellano, una lengua más global y no impuesta en la escuela.
Así se desprende de la Enquesta de la Joventut 2020 realizada por el Ayuntamiento de Barcelona y en la que han participado 1.407 personas de entre 15 y 34 años. Según este estudio, el uso del catalán ha descendido entre los jóvenes de la capital. Si en 2015 lo utilizaba como lengua habitual el 35,6%, cinco años más tarde lo hacía el 28,4%.
El 62,1% prefiere el castellano
De este modo, el castellano se mantiene como lengua de uso habitual para esta franja de edad y ha experimentado una notable subida. En 2015 lo utilizaba el 56,5% de los jóvenes barceloneses, mientras que en 2020 lo hacía el 62,1%. Subieron ligeramente también el uso del inglés (2,3%) y el del resto de idiomas (7,2%).
La encuesta del Consistorio de Barcelona refleja, por otro lado, que las dificultades con el catalán son más pronunciadas entre los nacidos fuera de España, ya que sólo el 32,4% de esas personas asegura tener un conocimiento «bueno» de esta lengua, una cifra que sube al 82,1% entre los nacidos en el Estado.
Lengua de ‘pijos’
Para la realización de este sondeo, la ciudad se ha divido en tres zonas según los ingresos. Es en la más rica en la que el catalán se utiliza más, aunque sigue sin superar al castellano. Un 41,3% de los jóvenes que residen en estos barrios de la zona alta de la ciudad tiene esta lengua como habitual. El porcentaje baja al 32% en la zona media y hasta el 13,9% en los barrios más humildes.
Estos resultados concuerdan con los de la última Enquesta d’Usos Lingüístics de la Població, realizada por el Idescat (Institut d’Estadística de Catalunya) en 2018. Según este sondeo, el catalán era entonces la lengua habitual del 36,1% de los encuestados mientras que el castellano lo era para el 48,6%. Un 7,4% decía en aquellos momentos que utilizaba ambas lenguas indistintamente, mientras que el 4,4% utilizaba otras lenguas.
Los números vendrían a demostrar que las políticas de inmersión lingüística promovidas por la Generalitat y el resto de administraciones a lo largo de las cuatro últimas décadas no han servido de mucho a la hora de imponer el catalán como única lengua en esta comunidad autónoma. Ante esta panorama, otros hubieran desistido. Sin embargo, las formaciones separatistas y las entidades que viven de esto, como la Plataforma per la Llengua, utilizan esta situación para justificar el destinar cada vez más dinero público a la promoción de esta lengua.