Esta semana me trae tristes recuerdos. Pero también hay muchas lecciones que aprender. Estamos conmemorando los atentados de Barcelona del 17 de agosto de 2017 y Kabul acaba de caer por segunda vez en treinta años ante la barbarie talibán. Un movimiento totalitario y criminal formado por el ISI, el servicio secreto pakistaní. No es mi intención comparar la situación de Cataluña con la de Afganistán. En Afganistán estamos asistiendo a un nuevo crimen contra la humanidad. Sin embargo, hay lecciones útiles para los constitucionalistas catalanes.
En Afganistán estamos asistiendo a un nuevo crimen contra la humanidad. Sin embargo, hay lecciones útiles para los constitucionalistas catalanes
Los talibanes llevan 20 años diciendo que iban a tomar Afganistán, y lo han hecho. Los separatistas catalanes siguen diciendo que volverán a dar un golpe de estado y lo harán. A principios del verano, los analistas hablaban de 12 semanas para retomar el país. Sucedió en 12 días. De nuevo, los separatistas catalanes estarán mucho mejor preparados. Nadie vino a luchar en lugar del pueblo afgano. El Presidente Biden les dijo que ahora dependía de ellos querer salvar su libertad. Para los constitucionalistas catalanes será lo mismo. Ni el gobierno de Madrid ni Europa vendrán a salvarlos. A ellos les corresponde luchar.
Movilizarse con liderazgo; con estrategia; con una visión global; con coordinación y con alianzas internacionales. Hoy estamos muy lejos de eso. Los talibanes se han beneficiado del santuario pakistaní para organizarse. Para planificar. Para atacar. Para los separatistas catalanes también hay santuarios. Uno piensa en particular en Suiza, Bélgica y los Pirineos franceses, donde el presidente Macron es muy laxo y el primer ministro Castex es cómplice del catalanismo político. El proyecto de los talibanes se basa en la imposición de la sharia. Los líderes separatistas catalanes han construido su discurso en torno a la raza catalana y a una hipotética opresión histórica.
El proyecto de los talibanes se basa en la imposición de la sharia. Los líderes separatistas catalanes han construido su discurso en torno a la raza catalana y a una hipotética opresión histórica
Debe saber que en ambos casos, es sólo una coartada. Sirve para adoctrinar la mente de las masas y para reclutar soldados. En ambos casos, el objetivo es siempre el mismo: poder y dinero. Y en ambos casos, sólo hay un camino: la tolerancia cero y la lucha con los medios necesarios y sobre todo la voluntad moral de aniquilar el crimen organizado.