Algo está cambiando en la Generalitat gobernada por el republicano Pere Aragonés. Si bien es cierto que el presidente ya ha anunciado que no asistirá a la Conferencia de Presidentes que se celebrará el viernes en Salamanca, no lo es menos que ha bendecido la participación del conseller de Economía, Jaume Giró, en el último encuentro del Consejo de Política Fiscal y Financiera, celebrado telemáticamente el miércoles. De este modo, Giró representa el retorno de la estrategia de la era Pujol conocida como peix al cove y que consiste, básicamente, en sacar todo lo que se pueda del Estado mientras al separatista radical medio se le entretiene con el tan manido «Espanya ens roba«.
Esta estrategia ya fue defendida por algunas de las cabezas pensantes del procés, como el director de El Nacional, José Antich, quien, con motivo de la visita de Felipe VI a Barcelona para la inauguración del Mobile World Congress, ya apostaba por sacar de España todo lo que fuera posible mientras se prepara la independencia, aunque ello signifique hacer reverencias al monarca. Y, visto lo visto, en el Govern siguen a pies juntillas el mandato.
Así, Giró puede presumir ahora de haber conseguido cosas como que el Govern no tenga que devolver las liquidaciones negativas correspondientes a los adelantos del Estado de 2020 o el perdón de la deuda de 485 millones de euros que arrastraba la Generalitat por un cambio normativo del IVA en 2017.
Dos conferencias a falta de una
Mientras tanto, Aragonés escenifica la supuesta rebeldía del separatismo anunciando que no asistirá a la importante Conferencia de Presidentes Autonómicos, con Pedro Sánchez a la cabeza. ¿Afectará esto a los catalanes? Evidentemente, no, pues el Govern ya tiene sus particulares conferencias con el Gobierno central, es decir, la bilateral, para tratar asuntos del día a día, y la mesa de diálogo para lo relacionado con el proyecto separatista. De este modo, además, el Ejecutivo de ERC y Junts puede hacer gala de exclusividad frente al resto de gobiernos autonómicos, que no gozan de este trato preferencial por parte del Estado.
La situación, finalmente, evidencia otra cuestión no menos importante: en Junts no existe un pensamiento único, a pesar de que Carles Puigdemont lo ha intentado por activa y por pasiva. El sector que representa a la que podríamos llamar la auténtica Convergència comulga cada vez menos con la radicalidad de Puigdemont y de otros como Laura Borràs. Son partidarios de la independencia, sí, pero, mientras esta llega, prefieren la estrategia del peix al cove. Y, con los resultados ya en la mano, o en el bolsillo, quienes quedan cada vez más cuestionados son los defensores de una vía unilateral que, de momento, solo ha tenido como resultado cárcel, fugas y pérdidas económicas que sí han afectado al ciudadano medio. Puede que ERC esté ganándole la partida al supuesto exiliado dentro de su propio partido.