Pocos dudan ya en Barcelona de que la alcaldesa Ada Colau es el mejor ejemplo de eso que se conoce como bluf, es decir, una operación propagandística para presentar a una persona que no cumple con las expectativas prometidas. Hasta el Sindicato de Manteros ha tirado de la manta, valga la redundancia, para dejar en evidencia a la alcaldesa. Lo han hecho en un hilo de Twitter en el que, entre otras cosas, le reprochan hacerse publicidad a su costa y cederles un local para trabajar cuyo alquiler tiene poco de social y que, aseguran, está en una situación más que lamentable.
Los manteros denuncian que la alcaldesa visitó recientemente este local, ubicado en la calle Robadors, en Ciutat Vella. Lo hizo sin avisar y para hacerse la fotografía, que posteriormente colgó en su perfil de Instagram. Los manteros esperaban que fuera un técnico municipal o algún concejal, por lo que los líderes del sindicato no se encontraban en el local en el momento de llegar la alcaldesa.
Dos años de trámites para acceder a un local
Los manteros también reprochan a la alcaldesa haberles alquilado un local para trabajar con un trámite que ha durado, aseguran, más de dos años. Este espacio ya no les basta por lo que lo utilizan de almacén. De ahí que acusen a Colau de respaldar una burocracia que consideran que es «una herramienta de exclusión social«. Responsabilizan también a la alcaldesa de haberles otorgado este local sin estar en las condiciones adecuadas y, lo más grave para ellos, ubicado en una calle sin apenas actividad comercial.
Hasta ahora, los manteros han trabajado en el edificio okupado de La Caracola, ubicado en el Raval. Este inmueble ha sido recientemente desalojado con el respaldo del Consistorio y a pesar de que allí los manteros, aseguran, cosieron más de 14.000 mascarillas y batas durante el confinamiento para entregar en diferentes hospitales catalanes.