Nadie lo ha olvidado. El 23 de febrero de 2020, Francia pone en marcha un plan de respuesta a la pandemia de coronavirus, que se basa en el plan Orsan. Más concretamente, el plan Orsan REB, dedicado a los riesgos epidémicos y biológicos. La activa Olivier Véran, Ministro de Solidaridad y Salud.
El viernes 28 de febrero de 2020, en Suiza, el Consejo Federal prohíbe todos los eventos en los que participen más de 1000 personas. Dos semanas después, todo el viejo continente, o casi, estará confinado. La economía se detendrá. ¡Nunca antes visto! Sin embargo, desde mediados de febrero se alzaron voces contra los riesgos sanitarios que generaría la autorización por parte de la prefectura de la «megamanifestación» separatista convocada por el golpista Carles Puigdemont y la Asamblea Nacional Catalana (ANC) —órgano político secesionista cuyas primeras víctimas no son otras que los catalanes no separatistas de la autonomía catalana, en España.
Entre estas voces preocupadas por el giro de los acontecimientos y la aparente inconsciencia de las autoridades de los Pirineos Orientales, ya estaba la asociación suiza y apolítica que denunciaba en el viejo continente las derivas del nacionalismo y el supremacismo: Catalunya people of Spain. Su grupo Francia, activo desde Perpignan, no dejó de advertir sobre la locura de autorizar una manifestación de este tipo que reuniría a más de 100.000 personas en un lugar no previsto para ello y sin ningún gesto de barrera. Los medios de comunicación El Confidencial, Euronews y Equinox Radio, entre otros, transmitieron las advertencias de la asociación humanista suiza.
Ese día, las autoridades sanitarias y la policía se vieron desbordadas por la magnitud del acontecimiento. Cientos de autocares de la autonomía catalana habían invadido Perpiñán y sus alrededores. Según la fuente, se contaron entre 75.000 y 150.000 personas de todas las edades, todas apiñadas al sol. La hora de un día para aclamar a su gurú
Sabemos lo que pasó después. Tanto las autoridades de Perpiñán como las de la región y el Elíseo hicieron oídos sordos.
Ese día, las autoridades sanitarias y la policía se vieron desbordadas por la magnitud del acontecimiento. Cientos de autocares de la autonomía catalana habían invadido Perpiñán y sus alrededores. Según la fuente, se contaron entre 75.000 y 150.000 personas de todas las edades, todas apiñadas al sol. La hora de un día para aclamar a su gurú.
En los días siguientes, las agrupaciones surgieron en los Pirineos Orientales (PO) y en la vecina Cataluña. Hasta 60.000 catalanes estaban ya confinados en la noche del 12 de marzo y las muertes se sucedieron a un ritmo sin precedentes. Los habitantes de los municipios de Igualada, Vilanova del Camp, Santa Margarida de Montbui, Jorda y Odena; una zona situada a unos sesenta kilómetros de Barcelona.
El acto que nos ocupa y que está previsto parcialmente en un lugar cerrado el viernes 16 de julio, en Elne, se espera que atraiga a cientos, si no miles, de separatistas.
¿Se respetarán los gestos de la barrera? ¿Se presentarán las pruebas PCR en la frontera?
Un año y cuatro meses después, probablemente no se hayan aprendido las lecciones. Las mismas autoridades, ya culpables una vez, han autorizado, en el pequeño municipio de Elne, a pocos kilómetros de Perpignan, la celebración del 60 aniversario de la propagandista catalana Òmnium Cultural —conocida notoriamente como la máquina de la mentira o como «El Estado dentro del Estado»— como se refirió a ella el canal France 2 en otoño de 2017. Es decir, unas semanas después del intento de golpe de Estado en la autonomía catalana del que Òmnium Cultural fue protagonista.
El acto que nos ocupa y que está previsto parcialmente en un lugar cerrado el viernes 16 de julio, en Elne, se espera que atraiga a cientos, si no miles, de separatistas. ¿Se respetarán los gestos de la barrera? ¿Se presentarán las pruebas PCR en la frontera? Mientras que el presidente Macron quiere obligar a todos los cuidadores del país a una vacunación aventurera y a un pase sanitario para ir al restaurante, ¿es el momento de permitir tal acto? Separatismo o variante Delta ¿qué elegir? Es como la peste o el cólera. ¡El gobierno de Macron probablemente ha elegido ambas cosas!