Dentro de la Escuela de Verano de Sociedad Civil Catalana, celebrada este viernes y sábado en Barcelona, los medios de comunicación públicos catalanes han sido también objeto de debate. En una mesa moderada por el editor de elliberal.cat, Francesc Moreno; la socialista Anna Balletbó; la diputada naranja y periodista Anna Grau, y el inversor y directivo de medios Joaquín Güell han analizado el presente y el futuro de TV3, Catalunya Ràdio y de los medios en general en una comunidad, la catalana, que sigue inmersa en el procés y que se está viendo especialmente azotada por la crisis del COVID-19.
Francesc Moreno ha señalado que, en su opinión, TV3 «se asemeja más a la televisión de un régimen autoritario que a la de uno democrático». Y ha denunciado que no es un problema de ser progubernamental, lo son todas las públicas, sino de haberse convertido en un instrumento de agitación y propaganda sin control alguno del regulador (CAC) que no cumple con su función. » Toda la programación» de esta cadena «respira ideología nacionalista«. Moreno ha recordado que los medios de comunicación han sido y son «nucleares para el independentismo» para lo que Pujol llama la » construcción nacional». De ahí las ingentes cantidades de dinero público que destinan la Generalitat y el resto de administraciones catalanas a publicidad institucional y subvenciones. Algo que dificulta enormemente la puesta en marcha o supervivencia de nuevos medios de comunicación. El editor, finalmente, también ha lamentado que en el constitucionalismo no exista en estos momentos «un consenso parecido al de los nacionalistas» que permita hacer frente a «su hegemonía ideológica«.
La clarividencia del socialista Alfonso Guerra
La socialista Anna Balletbó, por su parte, ha recordado cómo se puso en marcha TV3 en los años 80, cuando la intención inicial era activar un «tercer canal» dependiente de RTVE pero que priorizara la difusión del catalán y los contenidos regionales. Balletbó ha evocado cómo el entonces vicepresidente del Gobierno, el socialista Alfonso Guerra, la alertó de lo que supondría dotar a Cataluña de una TV pública con el convergente Jordi Pujol ya al frente de la Generalitat: «Sin televisión, ya veis cómo os gana las elecciones. Con televisión, gobernará 24 años». «Se equivocó por poco tiempo», ha añadido Balletbó, que, por otro lado, ha centrado sus intervenciones en subrayar que TV3 debe retornar al camino de lo que todos entienden como un medio de comunicación público en el que se respeta la verdad, se distingue perfectamente la opinión y, sobre todo se refleja la pluralidad de la sociedad.
Madre nodriza de todas las mafias
La diputada de Cs Anna Grau, por su parte, se ha referido a TV3 como un «instrumento de posguerra» que, en un «contexto comunicativo extremadamente degradado, precarizado y depauperizado», ha terminado por adoptar la función de «impedir que los demás informen«. Grau ha sido extremadamente crítica con los medios públicos catalanes y ha subrayado que la millonaria inversión que requieren para seguir abiertos «no se justifica». La diputada naranja también se ha referido a TV3 como «la nave nodriza de todas las mafias que operan en Cataluña» y ha subrayado que el constitucionalismo, en este escenario, tendrá que «ponerse las pilas» para poder ganar la batalla cultural al separatismo.
Grau, además, ha puesto sobre la mesa la controvertida política de contratación de productoras de TV3 y ha mostrado su temor a que el PSC no se implique realmente en una renovación a fondo del Consell Català de Mitjans Audiovisuals, del que dependen la cadena pública y Catalunya Ràdio. Sobre este ente, la también periodista ha recordado que varios de sus directivos, investigados en estos momentos por emitir publicidad presuntamente ilegal del referéndum del 1-O, no son ni tan siquiera capaces de aclarar en sede parlamentaria quién está pagando a sus abogados defensores.
Estructural para la construcción de la ficción
Joaquín Güell, por su parte, ha ofrecido a los asistentes malas y buenas noticias sobre el panorama mediático catalán. En lo que a las malas noticias para el constitucionalismo se refiere, Güell ha señalado que nada indica que los casi 300 millones de euros que pagan anualmente los catalanes para sostener TV3 vayan a reducirse. «A pesar de los esfuerzos políticos y méritos de la oposición», ha explicado sobre la cadena pública, «es tan estructural para la construcción de la ficción que la que estamos metidos que no va a cambiar». En su opinión, es incluso probable que el share de TV3 suba en los próximos meses.
Como factor negativo ha señalado también que el mercado catalán no es lo suficientemente amplio como para que coexistan y subsistan dos televisiones dirigidas a toda la comunidad. Sin embargo, Güell también ha explicado que, en estos momentos, el consumo de TV en abierto está en declive en favor de otros sistemas como las plataformas o las mismas redes sociales. De ahí que considere que en este nuevo ecosistema «hay una oportunidad importantísima» para conseguir que TV3 pierda influencia.