El sábado 26 de junio el programa Faqs estuvo dedicado a los políticos recién salidos de la cárcel. Marina Rossell estrenó para la ocasión No em penedeixo de res, versión de la célebre Non, je ne regrette rien de Edith Piaf.
Más allá de las palabras de esta versión en catalán, que tal vez no es la mejor —compárese por ejemplo con ésta—, el mensaje no puede ser más claro: «Convençuda de tot, recomenço de nou.» La lectura que no pueden dejar de hacer los espectadores es que, superado el triste episodio del juicio, sentencia y cárcel, estamos como estábamos. Algo muy distinto al estamos donde estamos que citó Pedro Sánchez.
Ferran Monegal, en el Periódico —La Piaf versión Waterloo—, sostiene que «trabajar las emociones en la tele siempre da unos resultados estupendos» y que esta nueva versión se ha hecho en función de «la más ardiente actualidad del procés, incrustando en la letra el mensaje reivindicativo de ese momento post-indultos en el que nos encontramos ahora».
Según Monegal, «parece que apuesta TV3 —y los propietarios del Faqs, Roures & Buenafuente— por el «tornem-hi!». Es bueno saberlo». Más bien apuestan por mantener la audiencia conseguida durante estos años, suficiente para continuar con el relato victimista y utópico que sostiene el proceso. Una televisión pública debería dedicarse a enfriar los ánimos y no a caldearlos, pero es lo que hay.
En TV3 apuestan por mantener la audiencia conseguida durante estos años, suficiente para continuar con el relato victimista y utópico que sostiene el proceso. Una televisión pública debería dedicarse a enfriar los ánimos y no a caldearlos, pero es lo que hay
Argelia francesa
Sergi Pàmies, en La Vanguardia —Catalunya habla con Catalunya sobre Catalunya—, coincide en que este programa se ha hecho «con la oportuna intención de homenajear al independentismo postindulto» y alerta sobre la «aureola política» de la canción original: «Cuando la grabó, Piaf se la dedicó a la Legión Extranjera en tiempos de la guerra de Argelia y fue adoptada por los legionarios y partidarios de una Argelia francesa.»
Tal vez el putsch de los generales de 1961 contra la inminente descolonización de lo que entonces eran oficialmente tres departamentos franceses no sea el referente histórico preferido por el público independentista catalán. Pero no importa demasiado: la canción alemana Lili Marleen tuvo tanto éxito durante la segunda guerra mundial que fue adoptada por ambos frentes.
En cuanto a la presencia de políticos indultados, no es ninguna novedad, ya que durante su estancia intermitente en la cárcel no han dejado de protagonizar muchas horas de audiencia. Pàmies lo ve así: «Esta presencia rotativa en los medios de comunicación (liderada por TV3) ha sido decisiva para mantener la adhesión y evitar que la flaccidez o el olvido debilitaran el vigor reivindicativo de la causa. El precio de esta estrategia ha sido el menosprecio y la ignorancia de voces discrepantes o críticas, que es el mismo error que, desde la trinchera antagónica, han cometido los medios con influencia en toda España.»
La presencia de políticos indultados en la cadena no es ninguna novedad, ya que durante su estancia intermitente en la cárcel no han dejado de protagonizar muchas horas de audiencia
El asunto Dreyfuss de nuestra época
En Vilaweb, Joan Ramon Resina divaga sobre la extinción del intelectual ante la constatación que «durante los más de tres años y medio que los políticos catalanes han estado privados de libertad y sometidos a humillaciones de todo tipo —aún no hace una semana el telediario del primer canal de televisión se burlaba al informar de la salida de la cárcel— ningún intelectual español de prestigio no ha alzado la voz con un sonoro “j’accuse!” La excepcionalidad de Ramón Cotarelo confirma la regla, pues su posición sobre la autodeterminación le obligó a expatriarse». Una expatriación en sentido muy figurado, ya que desde el punto de vista español no se ha movido de su patria y desde el punto de vista independentista los expatriados no residen en el Principado de Cataluña.
La referencia a Zola, por hiperbólica que parezca, no es casual. Resina afirma que «el histórico proceso contra el independentismo ha sido el asunto Dreyfuss de nuestra época. El cóctel de prejuicio y de injusticia con que se ha inflamado la sociedad española marcará el medio siglo próximo, como el asunto Dreyfuss marcó el porvenir de Francia en el siglo XX. Con el tiempo, el silencio de los expertos se convertirá en consenso universal sobre la inmoralidad de las sentencias y de la persecución de los defensores del derecho de autodeterminación».
Un sheriff de Nottingham colectivo
Joan Manuel Tresserras, en Nació Digital —El xèrif de Nottingham—, evoca la leyenda medieval de Robin Hood como antecedente del proceso:
«El relato muestra como aquel o aquellos personajes a quienes la ley considera ladrones son, en definitiva, los que se comportan de manera ética y tienen un sentido claro de la justicia y el compromiso. Contrariamente, siguiendo con la leyenda, los que permanentemente se amparan de una ley hecha —contrahecha— a la medida de sus intereses y abusos son los verdaderos ladrones, los corruptos y los que repugnan al buen sentido…»
Los conflictos entre el poder legítimo y el ilegítimo, entre la ley positiva y el derecho natural, entre deberes contrapuestos y fidelidades contradictorias son la materia de que está hecha la literatura desde el principio de los tiempos. Tresserras —que fue consejero de Cultura y Medios de Comunicación de la Generalitat de Cataluña en el segundo tripartito— es muy previsible, aunque algo exagerado, al identificar a los políticos independentistas con Robin Hood, pero carga mucho las tintas al establecer un paralelismo entre su antagonista y «la gran máquina de discriminación y opresión que ha incubado y tramado España desde julio de 1936». De los abusos de un poderoso en la Inglaterra de los siglos XII o XIII pasamos a «un verdadero sheriff de Nottingham colectivo que, desde la telaraña judicial del régimen, incluido el delirante Tribunal de Cuentas, busca perseguir y castigar a personas honestas, mientras se convierte en protagonista principal de la corrupción de Estado.»
