Tras varios meses de debate político y social, del rechazo de los partidos de la oposición, de la protesta en Colón hace diez días y de los informes en contra por parte de la Abogacía, la Fiscalía y el Tribunal Supremo, Pedro Sánchez ha aprobado este martes los nueve indultos parciales para los líderes independentistas presos por el Procès.
La medida de gracia para Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Jordi Cuixart, Jordi Turull, Josep Rull, Carme Forcadell, Dolors Bassa, Raül Romeva i Joaquim Forn es ya una realidad. No así para los dirigentes en el exilio que no han sido juzgados ni para los consellers Meritxell Borràs, Carles Mundó y Santi Vila, que ya han cumplido las penas de inhabilitación.
Se conmuta la pena pendiente de prisión pero se mantiene la inhabilitación para todos los condenados
Los decretos, estudiados de forma individual para cada uno de los condenados, liquidan el resto de la pena de prisión pendiente por los delitos de sedición y malversación. Sin embargo, se mantienen las condenas de inhabilitación para todos ellos. Además, según ha explicado el presidente Sánchez en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros de este martes «todos los indultos quedan condicionados a que no se cometa un delito grave durante un plazo de tiempo determinado. En caso contrario, el indulto quedaría sin efecto».
«Se mantienen las condenas de inhabilitación para todos los condenados. Además, todos los indultos quedan condicionados a que no se cometa un delito grave durante un plazo de tiempo determinado. En caso contrario, el indulto quedaría sin efecto»
Por tanto, estamos ante indultos condicionados y reversibles. Una medida de gracia necesaria según ha defendido Pedro Sánchez en reiteradas ocasiones. Este mismo lunes anunciaba y justificaba la aprobación de estos indultos como «necesarios para la convivencia y una decisión de utilidad publica». «Traemos a nueve presos pero sumamos millones de personas a la convivencia».