España ha metido en la cárcel a personas por «penas que toda Europa les dice que son una vergüenza de penas, un montaje», según Joan Vall Clara en el Punt-Avui —Tu també, TV3?—. El Consejo de Europa tritura España, dice José Antich en el Nacional: «El escarnio a España, políticamente hablando, es inapelable y la comparación con Turquía humillante.» Sebastià Alzamora en el Ara —Crisis en la justicia española— habla de «un descrédito importante, tanto interno como externo, de la justicia española, acostumbrada a hacer y deshacer sin que prácticamente nadie osara criticarla, y aún menos corregirla».
«Un descrédito importante, tanto interno como externo, de la justicia española, acostumbrada a hacer y deshacer sin que prácticamente nadie osara criticarla, y aún menos corregirla»
Sebastià Alzamora
Ferran Cases en Nació Digital —Presos polítics… ara sí, llibertat!— afirma: «Lo que pasó ayer en el Consejo de Europa después de mucho trabajo de pasillos es un paso más y hace evidente que, si bien España podía seguir a lo suyo, sus razones no son ni entendidas ni compartidas fuera de sus fronteras y asumía un coste de imagen. La colleja de la institución, que pone a España al nivel de Turquía, no deja demasiado margen a la interpretación.»
Derrota estrepitosa de España: el Consejo de Europa exige la libertad de los presos, el regreso de los exiliados y el fin de la represión, titula Vilaweb. Y Vicent Partal —I tant que ens mira Europa!— anuncia por enésima vez una nueva fase del conflicto, ahora que «España, sin la única herramienta que frenó al gobierno de la Generalitat en el momento de hacer efectiva la DUI, que era la amenaza de los muertos en las calles, y Cuixart y Sánchez ya encerrados como aviso a todos los demás, ha quedado desnuda e inerte ante el anhelo de libertad de Cataluña».
Respeto al orden constitucional
No se trata de Europa, sino del Consejo de Europa: organización internacional que persigue la configuración de un espacio político y jurídico común, y en la que figuran todos los estados europeos más otros vecinos como Turquía y Rusia. Y no es exactamente el Consejo de Europa sino uno de sus organismos, la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, que ha aprobado una resolución —Should politicians be prosecuted for statements made in the exercise of their mandate?— en la que no exige ni reclama sino que invita las autoridades españolas, entre otras cosas, a «reformar las disposiciones penales relativas a la rebelión y a la sedición»; a «considerar la posibilidad de indultar o liberar de prisión a los políticos catalanes condenados por su papel en la organización del referéndum inconstitucional de octubre de 2017 y (…) de abandonar los procedimientos de extradición contra políticos catalanes que viven en el extranjero y que son buscados por los mismos motivos»; a «abstenerse de exigir a los políticos catalanes detenidos que renuncien a sus profundas opiniones políticas a cambio de un régimen carcelario más favorable o la posibilidad de indulto; sin embargo, se les puede exigir que se comprometan a perseguir sus objetivos políticos sin recurrir a medios ilegales»; a «entablar un diálogo abierto y constructivo con todas las fuerzas políticas de Cataluña, incluidas las que se oponen a la independencia (…) sin recurrir al derecho penal, pero con pleno respeto al orden constitucional de España».
Desde luego no es una ovación al sistema jurídico español ni a las decisiones políticas tomadas estos últimos años ante el problema catalán, pero tampoco significa una victoria del independentismo, como quieren presentarlo sus propagandistas. En todo caso es un éxito de los presos y exiliados, cuyas penas son calificadas de «desproporcionadas» y que ven más cerca su libertad; pero esta resolución no bendice sus actuaciones pasadas ni las intenciones de «volverlo a hacer» que puedan abrigar unos u otros.
Desde el Consejo de Europa se entiende que no hay que recurrir a medios ilegales, que el necesario diálogo ha de incluir a las fuerzas políticas contrarias a la independencia, y que todo ha de hacerse respetando el orden constitucional. Implícitamente, queda rechazado aquel argumento esgrimido en 2017 según el cual se iría «de la ley a la ley».
Desde el Consejo de Europa se entiende que no hay que recurrir a medios ilegales, que el necesario diálogo ha de incluir a las fuerzas políticas contrarias a la independencia, y que todo ha de hacerse respetando el orden constitucional.
¿Por qué estamos tan mal?
Para el independentismo esta resolución de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa es un triunfo que sitúa cada vez más cerca la derrota definitiva de España. El independentismo insiste en presentar cualquier episodio como una gran victoria colectiva. Pero, como pregunta Joaquín Luna en la Vanguardia —Victimismo independentista—, «si todo son victorias, ¿por qué estamos tan mal?»
«El independentismo insiste en presentar cualquier episodio como una gran victoria colectiva»
«Europa ha dado la espalda sistemáticamente al independentismo y la única decisión en firme del Tribunal de Estrasburgo fue el varapalo contra las leyes de desconexión de septiembre del 2017. Como Francia o Alemania, España puede perfectamente recibir ciertas tarjetas amarillas sin problema serio para su reputación. Nunca será tan baja como la del independentismo, cuya causa no ha contado con el apoyo de un solo organismo internacional (¿la ONU?, ¡otra fake news! ), gobierno estatal o local.»