Es habitual que los partidos nieguen tajantemente que se produzcan crisis en su seno pesa a que las evidencias muestren lo contrario. Es lo que ha ocurrido en Junts per Cataluña. Su secretario general, Jordi Sànchez, había desatado una crisis interna tras afirmar en un artículo en el diario ARA que el 1 de octubre fue una demostración de fuerza para forzar al Estado a negociar un referendúm pactado y no para materializar la secesión. Dichas palabras, que tenían como propósito responder a Oriol Junqueras y su aquiescencia frente a los indultos, no gustaron destacados dirigentes de la formación nacionalista como Elsa Artadi, Quim Torra o Josep Rius, y se especuló con que se podía haber pedido su dimisión.
Sin embargo, Sànchez ha negado la existencia de una crisis interna en Junts: «Tenemos un gran ruido comunicativo y una inexistente crisis en la estructura del partido». Y para demostrarlo ha explicado que que desde el pasado jueves JxCAT ha sufrido «tres bajas y nueve altas». «Que quede claro que JxCat cierra filas, está unido y compacto, cierra filas con el proyecto de la independencia y con el capital político que representa el otoño de 2017», ha destacado el número dos de Junts. Asismismo, ha hecho hincapié en que ninguna persona de la Ejecutiva ni de ninguna estructura territorial ha pedido ninguna dimisión».
La amnistía como única solución
En cuanto a los indultos que prepara el Gobierno de la nación, Sànchez ha alertado de que estos «no pueden ser a cambio de ningún arrepentimiento» y que, en todo caso, serán «del todo insuficientes». «Detrás de las 12 personas que pueden ser indultadas, 9 de las cuales están cumpliendo prisión, hay miles de personas que sufren día a día la actuación judicial», ha avisado Sànchez, insistiendo que la única solución para los separatistas presos pasa por una amnistía colectiva para todos ellos.