La vicepresidenta Carmen Calvo en declaraciones a La Vanguardia ha dicho que «los indultos están cerca y pido al PP que no se enfrente a Cataluña«. Calvo, para criticar la manifestación de este domingo organizada por la plataforma Unión 78 contra los indultos a los políticos presos, ha utilizado, de nuevo, una equiparación de Cataluña con el separatismo, ignorando la división de la sociedad catalana por lo menos en dos mitades con posicionamientos opuestos.
Esta equiparación que viene de lejos, recuerden el grupo parlamentario de CiU en el Congreso, bautizado como minoría catalana, es una de los marcos mentales que han servido para reforzar la hegemonía nacionalista en Cataluña y legitimado la discriminación de los catalanes que no lo somos. Y no sólo la ha utilizado el PSOE. También el PP cuando le ha convenido.
La manifestación aleja la posibilidad de una alternancia en Cataluña y está más pensada en clave de deteriorar a Sánchez que de vencer al independentismo
Se puede criticar la concentración de Madrid, yo lo he hecho, y defender los indultos pero no con el argumento de tomar la parte por el todo, de confundir Cataluña con el independentismo. Los constitucionalistas catalanes que pensamos que un indulto de las penas de cárcel, que no de las de inhabilitación, puede ser útil. Lo hacemos desde la idea, equivocada o no, de que puede servir para derrotar al independentismo. Porque divide al independentismo, combate el victimismo y, de hecho, los beneficios penitenciarios, que irán en aumento, ya hacen que los presos estén prácticamente en la calle. Además permite tomar la iniciativa en lugar de ir a remolque. En ningún caso para reforzar su relato de que ellos son los auténticos catalanes y el resto colonos o traidores que es lo que consigue la lenguaraz Calvo con sus palabras.
Y si criticamos la manifestación es porque pensamos que aleja la posibilidad de una alternancia en Cataluña y está más pensada en clave de deteriorar a Sánchez que de vencer al independentismo, que es lo que preocupa a los catalanes no independentistas.
Como siempre, se regala el gobierno de Cataluña a los independentistas, antes nacionalistas, para asegurar el gobierno de Madrid
Además, las palabras de Calvo le hacen un flaco favor a Salvador Illa, que se esfuerza por defender los indultos pero «entendiendo las razones de quienes se oponen» y que pide una mesa de diálogo entre partidos catalanes, manera de expresar que el conflicto interno existe. Illa quiere gobernar Cataluña y sabe que el discurso de Calvo le aleja de su objetivo. Como siempre, se regala el gobierno de Cataluña a los independentistas, antes nacionalistas, para asegurar el gobierno de Madrid.
La conclusión de esta nueva salida de tono de Calvo es la de siempre: los catalanes no separatistas somos ignorados, ninguneados, considerados ciudadanos de segunda no sólo por los independentistas sino, lo que es más grave, por quiénes deberían representarnos. Seguramente por la falta de un partido de ámbito exclusivamente catalán, ajeno al interés de gobernar en el conjunto de España. Es esa dependencia de los partidos nacionalistas para alcanzar mayorías en el Congreso la que nos ha hecho invisibles para los grandes partidos de ámbito estatal cuando necesitan el apoyo de los nacionalismos periféricos en general y catalán en particular.