Si en algo es experta la alcaldesa de Barcelona y líder los comunes, Ada Colau, es en aprovechar las oportunidades de los demás para sacar rédito político. En su día, aprovechó la desesperación de los desahuciados para convertirse en líder de los pobres españoles y utilizar la PAH como trampolín para dar el salto a la política que dijo por activa y por pasiva que nunca daría. Colau vuelve ahora a protagonizar otra maniobra con la que conseguir mantenerse a flote tras el fracaso de Pablo Iglesias y Unidas Podemos.
La primera edil de la capital catalana, que en 2019 no le hizo ascos al entonces socio de Cs, Manuel Valls, para lograr conservar la Alcaldía, busca ahora la forma de aprovechar la tendencia al alza del partido liderado por Íñigo Errejón, Más País, y que todo indica que está llamado a ocupar el lugar de Unidas Podemos a nivel nacional. Para ello, Colau, desde Catalunya En Comú, ha promovido que la formación catalana se integre en el Partido Verde Europeo, de tal manera que compartirá espacio internacional con los socios de Errejón, Verdes Equo y Compromís, según ha avanzado El Confidencial.
Una Barcelona cada día más gris
Sea como sea, lo cierto es que la alcaldesa de Barcelona ya no brilla como cuando se llegó a barajar, incluso, que diera el paso a la política nacional. La Barcelona de 2021 nada tiene que ver con la que comenzó a gobernar en 2015. La inseguridad ciudadana, el urbanismo sin lógica ni consenso o el ataque a todo lo que huela a beneficio empresarial han convertido la capital catalana en una ciudad cada vez menos atractiva. Y son mayoría los que tienen claro que la principal responsable es la alcaldesa.
Tanto es así que el mismo líder de la oposición en el Consistorio, Ernest Maragall, ha asegurado este sábado en declaraciones a Europa Press que, de cara a las próximas elecciones, la batalla estará entre los republicanos y el PSC porque «el concepto y el periodo de los comunes y el liderazgo de su alcaldesa están en un nivel de desgaste explícito».