El fenómeno de la okupación suele acaparar gran atención en los medios de comunicación. Para algunos, sin embargo, dicha atención no es merecida porque el problema se estaría sobredimensionando. ¿Es realmente así? Si hablamos de Cataluña, la inquietud parece justificada. Y es que, de las 14.675 personas que denunciaron el año pasado que su viviendo había sido ocupada de manera ilegal, la mitad de ellas (6.647) residían en Cataluña. La segunda comunidad con más casos, pero a mucha distancia de Cataluña, es Andalucía, con 2.372 denuncias. Mientras, la Comunidad de Madrid concentró 1.316 casos de domicilios okupados.
En cuanto a España en general, la okupación ha subido un 2,7% en 2020 con respecto a 2019, según los datos de la Secretaría de Estado de Seguridad. No es una cifra sorprendente, porque los datos de casas okupadas no ha cesado de crecer en los últimos cinco años. No obstante, este crecimiento está teniendo lugar de manera desigual. Así, mientras Cataluña ha duplicado sus cifras desde 2016, Madrid ha logrado rebajar sus datos de manera notable.
La excepción madrileña
Descenciendo al caso concreto de algunas comunidades, vemos, por ejemplo, que en Cataluña en 2015 las denuncias no llegaban a las 4.000, pero éstas no han parado de crecer, situándose en 2020 en 6.647. Como decíamos antes, la segunda comunidad con más casas okupadas es Andalucía, donde las okupación alcanzaron el año pasado los 2.372 casos —unos 300 más de los que padecieron en 2015, cuando tenían 2.060 inmuebles okupados. Baleares es otra de las regiones donde se han disparado las okupaciones: de 221 casos en 2015 a los 285 en 2019. También han aumentado de forma considerable en Asturias: de 34 okupaciones en 2019 hasta las 59 en 2020. En Canarias, por su parte, en solo un año el aumento ha sido remarcable: si en 2019 hubo 535 casos, en 2020 se produjeron 623. Por último, Madrid es una de las pocas comunidades que ha visto decrecer el número de okupaciones: de 1.630 en 2015 a 1.316 en 2020.