El aún concejal de Barcelona pel Canvi en el Consistorio de la capital catalana, Manuel Valls, abandonará en breve el Ayuntamiento con el afán de retornar a la política francesa. Así lo ha anunciado en una entrevista en el El Mundo en la que, además, analiza la situación de Cataluña hoy y realiza afirmaciones tan contundentes como que «el pujolismo es como el peronismo, la enfermedad infantil de Cataluña». «Y los catalanes», advierte, «no saben salir de él».
Entrevistado por Arcadi Espada, Valls admite que aceptó entrar en la política catalana porque quería «cambiar de vida» tras 40 años dedicado a la política gala. Afirma que quería «huir de Francia» tras el «hundimiento del Partido Socialista». «Para los restos del socialismo», explica, «me convierto en un traidor porque voto a Macron. Y muchos de los amigos de Macron me desprecian. Y me siento una diana del antisemitismo y del islamismo radical«.
Valls recuerda que fueron representantes de Sociedad Civil Catalana (SCC) y del Círculo de Empresarios quienes le propusieron que fuera candidato a la Alcaldía de Barcelona tras una etapa en la que diversas entidades catalanas le habían pedido opinión y ayuda sobre el problema del procés. La proponen ser candidato de una plataforma «lo más amplia posible» pero en la que ya desde sus inicios queda claro que el PSC no está dispuesto a participar por la presencia de Ciudadanos. El rápido respaldo del entonces líder naranja, Albert Rivera, a Valls es rechazado por los socialistas Miquel Iceta y Salvador Illa, asegura. Y añade: «Toda esa gente no quiere analizar los problemas estratégicos. Les basta con su rechazo a Ciudadanos. El odio que le tienen es indescriptible«.
Una burguesía catalana cada vez más decadente
En otro momento de la entrevista, Manuel Valls lamenta la «decadencia» de las «élites catalanas». Algo que asegura que es «resultado del procés, del pujolismo y de la cobardía«. A la burguesía catalana, añade, «solo le interesa su interés». «Como Cataluña va hacia abajo, ellos van hacia abajo con ella», afirma el aún edil en Barcelona. Valls, además, subraya como defectos cuestiones como que «tener aquí una conversación que no vaya de dinero… es difícil» y se sorprende ante situaciones en las que «la relación con el nacionalismo no solo está aceptada, sino que es prestigiosa».
Manuel Valls, finalmente, lamenta la situación de debacle que atraviesa Ciudadanos en estos momentos así como el hecho de que la izquierda, a nivel general, se esté «muriendo». «No ha combatido el nuevo mundo identitario que le explota en la cara el 11 de septiembre de 2001», asegura. Y concluye: «Ha dejado el universalismo en manos de la derecha y, paradójicamente, la patria. Lo que queda es una izquierda cínica y oportunista y una izquierda radical. Por eso ya no digo de mí que soy socialista. Es una palabra muerta. Digo que soy republicano de izquierdas, contra el separatismo en sentido español y francés».