El pulso que mantienen Junts y ERC a dos semanas de que acabe el plazo para investir a un nuevo presidente de la Generalitat hace prever ya con bastante certeza que la cita electoral del 14-F no ha servido de nada. Al anuncio de ERC de que intentará gobernar en solitario tras tres meses de negociaciones con el partido de Carles Puigdemont le ha sucedido el de Junts diciendo que no apoyará al republicano Aragonés en su intención de ser investido presidente. Ni siquiera le cederá los cuatro diputados que necesita el líder de ERC para este objetivo.
Así se lo trasladaron a última hora del martes los negociadores posconvergentes a los republicanos en una reunión telemática en la que, según informa Europa Press citando fuentes de ERC, quedó claro que el partido de Puigdemont apuesta en estos momentos por una nueva convocatoria electoral. Desde ERC, sin embargo, esta decisión también se interpreta como un movimiento para forzar al partido liderado por Oriol Junqueras a seguir negociando y renunciar a un Ejecutivo netamente republicano.
La mediación de los ‘cupaires’
Ante esta situación, el otro socio de ERC, la coalición Guanyem-CUP, ha convocado a ambas formaciones a un encuentro con el fin de conseguir articular un Govern que deje al margen, inicialmente, todo lo relacionado con el procés y que se dedique a gestionar la crisis del COVID-19. La líder de la coalición, Dolors Sabater, ha explicado en Twitter que es necesario alcanzar «cuatro grandes acuerdos»: dar una respuesta a la crisis social y económica, construir «un muro de defensa de los derechos que no caben en el marco del Estado», organizar un «Acuerdo Nacional para la Autodeterminación» y «situar el debate estratégico independentista fuera del marco del pacto de gobierno».
Sabater ha dejado claro que, en la situación actual, «repetir elecciones seria una irresponsabilidad que el país no se puede permitir». Y ha apostado por «hacer valer la mayoría independentista y defender la soberanía colectiva».