Y tras las elecciones de Madrid, llegó nuevamente la depresión. Veía los espectaculares resultados de Ayuso y sólo podía pensar en mi querida Cataluña. Justo el día antes de los comicios, en un ejercicio de masoquismo decidí poner TV3 en la televisión. Los comentarios de los tertulianos ”indepe-style”, argumentaban que el ciudadano madrileño era un votante banal, y todos en la tertulia se convencían de la banalidad y se regodeaban en la idea que Madrid era tabernaria y prácticamente analfabeta, fascinada por el populismo “trumpista” de Ayuso y la nueva derecha.
¡Qué depresión, oiga! Tras palmaditas y autoconvencerse que aquí en Cataluña sí que somos civilizados, no como los mesetarios, pensé, ¿en qué se ha convertido nuestra comunidad? Cataluña era líder en prácticamente todos los campos. Y hoy lo es Madrid. Aquí hace más de diez años que el bloque izquierda-derecha no existe, o eres separatista o eres mal catalán. Los separatistas han vivido del victimismo: “no nos quieren”, “nos maltratan”, “nos oprimen”, “nos roban”, “nos pegan”…. Pasamos de ser líderes a víctimas. Y suma y sigue.
«Cataluña era líder en prácticamente todos los campos. Y hoy lo es Madrid. Aquí hace más de diez años que el bloque izquierda-derecha no existe, o eres separatista o eres mal catalán».
Ya puedes tener un candidato brillante en Cataluña como Alejandro Fernández, éste puede hasta ganar el debate en TV3, pero claro…. ¿cómo vamos a votar a uno del PP? Mejor votar “als nostres” aunque el en fondo sepamos que la independencia es un proyecto que ya no da para más, que nos ha perjudicado objetivamente y que hace que vivamos peor.
Ayuso ha arrasado por la madurez de los madrileños. No sólo gana en pueblos ricos o barrios “cayetanos”, ganó también en el Vallecas de Pablo Iglesias, ganó en todos los sitios. Ayuso resultó un vendaval de libertad. Da igual si soy de derechas o de izquierdas. El PP lo ha hecho bien, Ayuso lo va a seguir haciendo mejor, merece el voto. Viviremos mejor con el gobierno del PP, merecen el voto. Que durante la pandemia he podido abrir mi bar, mi comercio, he podido salir a tomar algo con responsabilidad, he podido cobrar mis facturas, he salvado mi puesto de trabajo… pues voto a quien lo ha hecho bien. Sensatez de sociedad madura.
«Ayuso ha arrasado por la madurez de los madrileños. No sólo gana en pueblos ricos o barrios “cayetanos”, ganó también en el Vallecas de Pablo Iglesias, ganó en todos los sitios».
Los tabernarios madrileños pagan menos impuestos, la contratación y la recaudación han subido en su comunidad, no existe la división social que tenemos los catalanes, pueden elegir la educación de sus hijos libremente e incluso pueden morir tranquilos sabiendo que no les van a dejar un problema a sus hijos en forma de impuesto de sucesiones. Si usted quiere comprar un piso de 300.000€, en Madrid pagará 19.785€ de impuestos y en Barcelona 31.785€ ¡Qué depresión!
«Aquí, los catalanes, vivimos peor. Todo más caro y con menos libertad, asfixiado por el nacionalismo. Medios de comunicación públicos deficitarios con presupuestos multimillonarios»
Aquí, los catalanes, vivimos peor. Todo más caro y con menos libertad, asfixiado por el nacionalismo. Medios de comunicación públicos deficitarios con presupuestos multimillonarios que se dedican a manipular, escuela pública catalana adoctrinadora totalmente entregada al “procés”, nula neutralidad política en edificios públicos y lo peor, un discurso oficialista proindependentista en las calles. Depresión. Iba al fútbol, al teatro y siempre habían consignas políticas a favor de delincuentes “presos polítics”. Dejé de ir, ahora voy a Madrid.
En Madrid respiro libertad, en mi tierra depresión. Ojalá pronto podamos darle la vuelta y el cambio en Cataluña sea posible. En el resto de España se están empezando a enterar, queda menos para el cambio.