Twitter es un hervidero contra ERC desde que el sábado el candidato republicano a la Presidencia de la Generalitat, Pere Aragonés, anunciara que intentará gobernar en solitario ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo de gobierno con el JxCat o Junts de Carles Puigdemont. No es la primera vez que los republicanos son víctimas de la furia posconvergente en la red social más irreverente. Pero, en esta ocasión, está en juego el poder dentro del separatismo y los sucesores de la corrupta Convergència no parecen estar dispuestos a que sean los republicanos los que lleven la batuta, aunque así lo hayan decidido los catalanes vía urnas.
En perfiles como el de @CNICatalunya, con más de 120.000 seguidores, se acusa de ERC de «no querer la independencia«. Y subrayan lo que llaman los «no» de la formación liderada por Oriol Junqueras: no al «frente común en el Congreso en asuntos de país», no a «un estado mayor en el que uno de los actores sea Carles Puigdemont» y no a «comenzar a planificar el embate [contra el Estado] ahora, discretamente».
El madrileño más separatista
Más duro contra ERC se muestra el opinador Ramón Cotarelo, un madrileño en guerra contra el partido republicano desde que TV3 decidió prescindir de sus servicios. Su timeline suele estar dedicado casi íntegramente a azotar, metafóricamente, a ERC. Ahora, con más razón, cuando es su partido, el de Puigdemont, el directamente afectado por la osadía de Aragonés. Cotarelo afirma estos días cosas como que no ha votado a JxCat «para dar después ningún voto a los anti-independentistas de ERC».
En otro tuit afirma que espera que la militancia de JxCat vote en contra de pactar con ERC. «Si no lo hace», advierte, «ya sabremos que en Cataluña ningún partido es independentista y que todos han engañado a la gente».
El fantasma del tripartito
Otro de los popes de la derecha separatista, el economista y profesor de Sociología Salvador Cardús, ha publicado este domingo un tuit insinuando que ERC podría estar negociando con el PSC. Algo que suele llenar de ira a los simpatizantes de Puigdemont. «Me ha venido a la cabeza», ha publicado, «aquella negociación de 2003 entre ERC y CiU… mientras se cerraba el acuerdo ERC-PSC-IC».
En la guerra han intervenido también otros como Lluís Llach, ex diputado de JxSí y cantante. Llach, que acostumbra a enviar cada noche un tuit a los condenados por el 1-O y a los fugados de la Justicia, se aferra al ficticio 52% separatista para afirmar que es «un fracaso» y un «desastre involutivo» que no se haya aprovechado para formar Govern. Algo de lo que culpa a todos: «¡Qué vergüenza y qué pobreza táctica y estratégica de todos juntos!».
La contundencia de Tardà
Desde ERC, personas de tanto peso en el partido como Joan Tardà no han dudado en defender la postura de la formación y de responder a JxCat con sus mismas formas. El republicano lo ha hecho en una entrevista en la que ha asegurado que el partido de Puigdemont utiliza un discurso político cargado de «falsedades» con el fin de aparecer como «patriotas de verdad». Una postura que, añade, poco tiene que ver con la de ERC. A juicio del ex portavoz de la formación en el Congreso, JxCat se ha instalado en un «escenario mágico» y, al igual que el PSC, pretende «cerrar al paso al republicanismo» porque se sienten amenazados.
Finalmente, otros cercanos a ERC como el politólogo Joan Mangues han arremetido contra Junts recordando su pacto con el PSC en la Diputación de Barcelona. «Ante las heroicas lecciones de patriotismo», ha tuiteado, «una lástima no haber visto eso de Junts negociando la DIBA con el PSC. Puede ser tuviéramos la presidencia independentista. Curiosamente, allí todo fue muy rápido. Y a pesar de estar [Nuria] Marín imputada, todo sigue igual».