La paciencia no es infinita y en ERC comienzan a ser conscientes de que Junts no está por la labor de facilitar que el republicano Pere Aragonés sea investido presidente de la Generalitat. Han necesitado casi tres meses, después de varios años de enfrentamientos dentro del Govern, para empezar a constatar que el partido de Carles Puigdemont es más partidario de la política de tierra quemada que del diálogo y el consenso. También parecen haberse cansado de figurar como los, vulgarmente hablando, pagafantas de la posconvergencia. Y, así, la portavoz del partido, Marta Vilalta, ha sido contundente este viernes. O hay acuerdo ya o ERC buscará un pacto de gobierno con Guanyem-CUP y En Comú-Podem. Con la boca pequeña ha admitido, eso sí, que cualquier opción necesitará de un cierto apoyo de JxCat.
En una entrevista en TVE, Vilalta, visiblemente decepcionada, ha explicado que los republicanos están ahora «en un nuevo momento» y «expectantes», esperando «a ver qué decisiones toma JxCat». La portavoz de ERC, que también participa en las negociaciones, ha subrayado que este partido no quiere una repetición de las elecciones autonómicas y que lo que busca es «acabar de concretar» con JxCat «este acuerdo que hace tantas semanas y días que estamos trabajando». «Si no es posible», ha añadido, «buscaremos otras alternativas».
Mientras los republicanos esperan, en Twitter muchos se dedican a repasar el largo historial de cesiones de ERC ante Convergència-JxSí-JxCat. Un historial que comenzó en 2012, cuando los republicanos apoyaron a un Artur Mas acosado por la corrupción de Convergència, y al que, al parecer, los republicanos no quieren poner punto final.
El separatismo ha perdido el 30% (casi 1 de cada 3) de los votos que obtuvo en 2017: de 2.079.000 a 1.456.000, més de 623.000 catalans han dit adéu al prusés, la secesión ya no les ilusiona, no ven necesario movilizarse.En 2019 hubo cuatro elecciones en Cataluña y , en todas, el separatismo perdió más de 300 mil votos.Por cierto, no había COVID