En ERC siguen intentando obtener el sí de Junts a la investidura del republicano Pere Aragonés como presidente de la Generalitat. Poco parecen importar los desplantes y las humillaciones con los que la posconvergencia está haciendo pagar a ERC su triunfo en las urnas el ya lejano 14 de febrero. Los republicanos no cejan en su empeño y, aunque a estas alturas resulta ya bochornoso, han vuelto a anunciar un nuevo plazo para que los de Carles Puigdemont se pronuncien. Y con una amenaza que cada vez suena menos creíble.
«Nadie quiere elecciones», ha dicho este jueves el portavoz de la formación, Sergi Sabrià, «pero si llegamos al día 20 sin acuerdo, deberán explorarse el resto de posibilidades que hay sobre la mesa». En una entrevista en TV3 recogida por Europa Press, Sabrià ha añadido que ERC baraja la posibilidad de gobernar en solitario, que es algo que ya le indicó como alternativa el secretario general de Junts, Jordi Sánchez.
Estructura, Consell per la República y dinero europeo
En estos momentos, el escollo en las negociaciones entre ERC y Junts es la estructura del nuevo Govern, es decir, el reparto del poder dentro del Ejecutivo autonómico. Y es que la gestión de los millonarios fondos europeos para la reconstrucción es un caramelo al que Junts no quiere renunciar. De ahí que defiendan que se repartan las conselleries a la inversa de como fueron repartidas en la anterior legislatura. Esto supondría que Junts ostentaría la dirección del Departamento de Economía. ERC, por su parte, no rechaza este reparto pero sí defiende que sea un comisionado específico el que controle el dinero de la UE.
El Consell per la República y el papel de Carles Puigdemont es el segundo gran obstáculo para el acuerdo. Aragonés teme que el expresidente fugado pretenda tutelar al Govern desde Waterloo, con lo que la victoria de ERC quedaría totalmente diluida y sería Junts el que tomara las grandes decisiones.
Y a todo esto debe sumarse, finalmente, lo que ahora llaman la «política estratégica» respecto al procés. ERC defiende el diálogo con el Estado para lograr un referéndum pactado y la amnistía de los condenados por la consulta ilegal del 1-O. Junts, por su parte, quiere activar lo que Puigdemont denomina «confrontación inteligente», que tiene como objetivo tensar la relación con España hasta lograr declarar unilateralmente la independencia.
