Pese a que el separatismo lo ha negado una y otra vez, los perjuicios económicos del procés son una evidencia incontestable. A las más de 7.000 empresas que se han marchado de Cataluña desde 2017, se le sumó Pastas Gallo el pasado mes de febrero. Aunque la emblemática marca de pasta ya había trasladado su sede social a Carpio (Córdoba) en 2017, ahora determinó que la producción de pasta seca, tanto corta como larga —que aún se mantenía en la fabrica de Granollers— se mudase a la citada localidad andaluza.
El hecho sirvió ayer al presidente de la Junta de Andalucía Juanma Moreno para destacar la pujanza económica de Andalucía. «Pastas Gallo ha decidido traerse a su fábrica de El Carpio toda su producción de pasta seca, el emblema de la compañía. Andalucía tiene estabilidad, bajos impuestos y menor burocracia. Es un magnífico lugar para el crecimiento y la inversión de las empresas», señaló Moreno en su cuenta de Twitter.
Andalucía ofrece estabilidad
Para Moreno, el caso de Pastas Gallo no es anecdótico, pues «otras empresas van a seguir su ejemplo apostando por la estabilidad que les ofrece nuestra tierra a nivel político e institucional», en un «modelo andaluz de diálogo social con paz social y acuerdos». El acento que puso Moreno en la «estabilidad» no es casual. Recordemos que si Pastas Gallo trasladó su sede hace tres años a Andalucía, en mitad del terremoto político generado por el procés, fue porque necesitaba «operar en un ambiente de estabilidad» y «garantizar la seguridad jurídica y los intereses» de consumidores, clientes, empleados y accionistas.
El hecho no tardó en ser valorado por el director de comunicación y exdiputado por el Partido Popular Catalán Juan López Alegre, que en su perfil de Twitter compartió las declaraciones de Moreno añadiendo: «De Granollers (Barcelona) a El Carpio (Córdoba), por algo será».