El auge de VOX en España viene de la mano de los excesos del populismo de izquierdas y del nacionalismo. Por un lado las políticas de división identitaria promovidas por la izquierda populista que ha buscado trocear la sociedad en buenos y malos y que lejos de planteamientos de promoción de la igualdad de los colectivos más desfavorecidos ha incentivado la división de la sociedad en busca de clientela política.
Desaparecida la lucha de clases como elemento predominante y aglutinador de los posicionamientos políticos, reivindicaciones inicialmente justas como el feminismo, los derechos LGTB, los derechos de los animales, de la inmigración etc, se han ido radicalizando y para conseguir imponer esas ideas se ha creado un clima de intolerancia y criminalización, apoyado con el uso de escraches en las redes y en la calle, contra todo aquél a quién la nueva inquisición considerada insuficientemente beligerante o que, simplemente, cuestiona algunas de sus prácticas como la de pretender eliminar la presunción de inocencia.
«El auge de VOX en España viene de la mano de los excesos del populismo de izquierdas y del nacionalismo«
Lo mismo puede decirse del nacionalismo supremacista y xenófobo que califica de colonos a quiénes no comulgan con sus ideales independentistas y que para acallar a los disidentes ha utilizado las mismas tácticas de acoso de la izquierda populista amparando la violencia desde las propias instituciones.
La falta de una respuesta racional pero contundente de los partidos más centrados, liberales, conservadores o socialdemócratas, ha arrojado a los brazos de Vox a sectores significativos de colectivos como cazadores, amantes de los toros, hombres blancos heterosexuales, contrarios a la independencia, católicos practicantes , trabajadores en paro, entre otros muchos, que han visto en VOX el contrapeso a la doble vara de medir de los populistas.
«La falta de una respuesta racional pero contundente de los partidos más centrados, liberales, conservadores o socialdemócratas, ha arrojado a los brazos de Vox a sectores significativos de diferentes colectivos»
Cuando la balanza se desplaza fuertemente y de forma forzada hacia un lado, la reacción es inevitable. Y con ello la división y la confrontación social están servidas que es el objetivo de quiénes quieren pescar en río revuelto.
En cuanto al amparo de la violencia, han sido populistas y nacionalistas quiénes han usado y abusado, y hasta teorizado su bondad, de los escraches, con lanzamiento de objetos contundentes, y las campañas de acoso y derribo en las redes. No sólo eso, han blanqueado los asesinatos de ETA y han querido revivir el guerra civilismo como otra forma de división social.
No deja de ser sorprendente pregonar el olvido de ETA , blanquear a sus líderes y, a la vez , desenterrar la Guerra Civil. Podemos pasar pagina de lo más inmediato, pero no a la vez que se quiere revivir y manipular la guerra de Secesión o la Guerra Civil. Y puestos a negar verosimilitud a denuncias explícitas de violencia nadie más elocuente que Echenique.
VOX es un partido de extrema derecha con el que discrepo en muchos planteamientos. Pero no ha sido quién ha iniciado la violencia, de hecho no se dedican a hacer escraches, y han sido víctimas de constantes agresiones, como antes otros.
«Sus propuestas anticonstitucionales en muchas cuestiones se plantean en el marco de la legalidad y las reformas constitucionales correspondientes y no por la vía de hecho como plantean , por ejemplo, los independentistas»
Por otra parte sus propuestas anticonstitucionales en muchas cuestiones se plantean en el marco de la legalidad y las reformas constitucionales correspondientes y no por la vía de hecho como plantean , por ejemplo, los independentistas. En cambio la violencia ha sido amparada y alentada explícitamente por populistas e independentistas y a la hemeroteca me remito.
Si realmente se quiere acabar con VOX, algo que no quieren muchas fuerzas políticas que se llenan la boca de condenas a los ‘fascistas‘ pero viven de la confrontación y la radicalización como la propia VOX, hay que aislar con políticas sensatas, pero enérgicamente, a ambos extremos y, desde luego, a la extrema derecha secesionista que todavía goza de bula.
Hay que afrontar los problemas de cara y sin la doble vara de medir tan característica de nuestros tiempos. De lo contrario no es extraño que ante, por ejemplo, el fariseísmo de Iglesias y la actitud de muchos medios, VOX siga creciendo.