Los restauradores piden la reapertura de los bares y restaurantes hasta las diez de la noche. Parece que el PROCICAT se niega según recoge El Periódico. Supuestamente para evitar muertes. Sin embargo las estadísticas parecen desmentir tal realidad. Según cifras oficiales publicados por Datos Macro ( EXPANSION ) En la Comunidad de Madrid el recuento oficlal de muertes por COVID hasta el 10 de enero 2021 era de 12203 mientras que a 19 de abril era de 14878 personas. Las muertes del período 2675 personas.
En Cataluña a 10 de Enero las muertes contabilizadas eran 10.766. A 19 de abril 13.677. Las muertes del período 2911. Si ponderamos por la población las muertes en Cataluña son ligeramente superiores, nada relevante pero significativo que las diferencias en los horarios de la restauración no parecen tener incidencia en un período suficientemente significativo.
«Si ponderamos por la población las muertes en Cataluña son ligeramente superiores, nada relevante pero significativo que las diferencias en los horarios de la restauración no parecen tener incidencia en un período suficientemente significativo»
Es cierto que las muertes acumuladas desde el inicio de la pandemia en Madrid son superiores que en Cataluña, pero provienen de la primera ola, cuando no había diferencias en el confinamiento ya que no era competencia de las Comunidades Autónomas.
El hecho que no hay una correlación directa entre la dinámica de muertes en cada ola y las medidas de confinamiento parece confirmarse con los resultados de otras comunidades como Navarra y País Vasco. También es cierto que el número de positivos relativos es superior en Madrid que en Cataluña pero inferior a otras comunidades. Habría que conocer el número de pruebas.
«El hecho que no hay una correlación directa entre la dinámica de muertes en cada ola y las medidas de confinamiento parece confirmarse con los resultados de otras comunidades como Navarra y País Vasco«
Por todo ello parece injustificado que se mantenga el cierre hasta las cinco en contra de la petición reiterada de los restauradores. De hecho desde la ampliación del horario, o la movilidad de Semana Santa no se ha producido ningún impacto negativo. En todo caso debería explicarse muy bien por qué, teniendo en cuenta además que el numero diario de muertes por todos los conceptos es de una media de unas 1150 personas ( 418.000 en todo el año) con cifras de 2019, pre pandemia.
No parece que menos de cien muertes diarias, por muy dolorosas que sean, justifiquen el coste económico y los daños de todo tipo, también en la salud mental y i física, que están causando algunas medidas restrictivas a no ser que pueda establecerse una correlación clara entre dichas medidas y las muertes. Si se hiciera lo mismo con otras enfermedades la situación sería dantesca.
En cualquier caso, deberían darse datos mucho más transparentes sobre edades de las personas muertes , enfermedades previas etc. Si no se hace, habrá que pensar que las medidas son arbitrarias , producto de la voluntad de los políticos de tener un perfil propio a cualquier precio. En marzo 2020 puede entenderse la reacción de las autoridades por la virulencia de la pandemia, el colapso sanitario y el desconocimiento de la enfermedad. Ahora es difícilmente comprensible. Más con el creciente número de vacunados.
«En marzo 2020 puede entenderse la reacción de las autoridades por la virulencia de la pandemia, el colapso sanitario y el desconocimiento de la enfermedad. Ahora es difícilmente comprensible. Más con el creciente número de vacunados»
Sin duda, las autoridades deben tener más datos que un mero estudio superficial. Pero deberían darlos. De lo contrario, habrá que pensar que hay demasiados intereses en mantener el pánico entre los ciudadanos. Y desde luego, nada justifica la desatención de los servicios públicos.
La petición de citas previas se ha convertido en un auténtico calvario que atenta contra los derechos fundamentales, especialmente de los colectivos más vulnerables y los menos formados. Por otra parte los ciudadanos más temerosos de la enfermedad , muy legítimo y comprensible, no están obligados a ir a bares y restaurantes aunque en muchos casos deban coger el transporte público para ir a sus puestos de trabajo.
