Las Perspectivas Económicas Mundiales presentadas por el FMI en abril de 2021 apuntan a una recuperación global en 2021 y 2022 impulsada por la recuperación de las economías desarrolladas, especialmente Estados Unidos, donde el proceso de vacunación alcanzará a buena parte de la población a finales de 2021, y el fuerte impulso de las economías emergentes asiáticas con China e India a la cabeza. Aunque todas las regiones recuperarán terreno a lo largo de 2021, las perspectivas no resultan tan halagüeñas en otras regiones del mundo como América Latina y Caribe, Oriente Próximo y Asia Central y África Subsahariana. El Gráfico 1, ilustra las diferencias regionales en los ritmos de la recuperación anticipadas por el FMI.
«Aunque todas las regiones recuperarán terreno a lo largo de 2020, las perspectivas no resultan tan halagüeñas en otras regiones del mundo como América Latina y Caribe, Oriente Próximo y Asia Central y África Subsahariana«
Persiste, no obstante, una notable incertidumbre asociada con la efectividad de las vacunas para tratar las nuevas variantes del virus que se han venido produciendo y la consiguiente imposibilidad de excluir que se impongan de nuevo restricciones que puedan frenar la recuperación y afectar a los flujos comerciales y turísticos. Por todo ello, conviene centrar la atención en las previsiones de 2021 más que en las bastante más inciertas de 2022.
Algunas enseñanzas
Los registros de Recesión Epidémica padecida en 2020 y las previsiones económicas del FMI para 2021 permiten extraer algunas reflexiones interesantes. China fue la única economía que logró superar 2020 con un crecimiento positivo 2,1%, modesto para los estándares a que nos tenía acostumbrados desde la última década del siglo pasado, pero crecimiento, al fin y al cabo. Y este hecho cobra mayor relevancia cuando se tiene en cuenta que China fue el primer país que se enfrentó al contagioso y letal virus Covid-19 sin contar con ninguna experiencia previa. Incluso si descontamos que las cifras oficiales de casos (en torno a 90.000) y fallecidos (4.636) son muy inferiores a las reales, resulta innegable que el gigante asiático (1.439,3 millones de habitantes) logró controlar la epidemia en un tiempo récord y acabar el año con un nivel de actividad económica mucho más alto que la mayoría de las economías desarrolladas. Controlar la epidemia sin contar con vacunas entre enero y mayo de 2020 constituye toda una proeza que no sólo permitió evitar la potencial catástrofe humanitaria que podría haberse producido sino compensar el segundo semestre del año la fuerte caída que había registrado el PIB en el primer semestre y acabar el año con un saldo positivo.
De entre las economías avanzadas para las que el FMI proporciona datos individualizados, sólo Estados Unidos y el grupo de Otras Economías avanzadas recuperarán en 2021 el terreno perdido en 2020. La economía estadounidense, pese a registrar una caída del PIB de 3,5% el año pasado, superará a finales de 2021 en 1,42% el PIB de 2019. No podemos decir lo mismo de la Eurozona que acabará 2021 con un PIB 4,05% inferior al de 2019. La brecha resultará incluso mayor para las dos economías europeas que registraron las mayores caídas del PIB en 2020: Reino Unido (-9,9%) acabará 2021 con un PIB 5,12% inferior al de 2019, una cifra muy similar a la de España (-10,8%) cuya brecha será de 5,09% al finalizar 2021 Al igual que ocurrió en la Gran Recesión en la que Estados Unidos empezó a crecer ya en 2010 mientras la Eurozona encadenaba dos recesiones entre 2008-2013, los efectos de la Recesión Epidémica van a ser más prolongados en la Eurozona que en Estados Unidos.
«De entre las economías avanzadas para las que el FMI proporciona datos individualizados, sólo Estados Unidos y el grupo de Otras Economías avanzadas recuperarán en 2021 el terreno perdido en 2020″
Como ni Estados Unidos ni el Reino Unido ni los países integrantes de la Eurozona han destacado por su eficacia para controlar la epidemia, las causas de estas diferencias en el ritmo de recuperación a los dos lados del Atlántico hay que buscarlas en las distintas políticas monetarias y fiscales aplicadas y en la celeridad con la que están procediendo las campañas de vacunación. La Reserva Federal respondió con celeridad a la Recesión Epidémica reduciendo los objetivos fijados por el Comité Federal de Mercado Abierto para el tipo de interés al que los bancos se prestan sus reservas (Federal funds rate) entre febrero y abril de 2020. Según el Banco Federal de San Luis, el tipo efectivo de estos fondos se redujo de 1,58% en febrero a 0,05% en abril de 2020 y se ha mantenido en ese nivel desde entonces. El BCE, que no había iniciado todavía el proceso de normalización de tipos entre 2014 y 2020, se tuvo que contentar con mantener los tipos al nivel más bajo.
La respuesta de la política fiscal fue también muy distinta. El presidente Trump y el Congreso respondieron a partir de marzo de 2020 aprobando varios programas federales que incluían ayudas directas a los ciudadanos, extensión de la cobertura a desempleados y ayudas para preservar empleos, subvenciones y préstamos a las pequeñas empresas y a los sectores especialmente golpeados por el Covid–19 y generosas ayudas a los Estados para afrontar la crisis sanitaria y económica. La suma total de estos programas ascendió a 9,4% del PIB. En mis dos últimos artículos en El Liberal (“Inquietantes proyecciones para la economía española en 2021” y “Suspenso a Sánchez y a su equipo económico en 2020”) detallaba las cuantías de los sucesivos paquetes de medidas aprobados por los presidentes Trump y Biden con “los escuálidos 672.500 millones de euros en préstamos y subvenciones que contempla el Mecanismo Europeo de Recuperación y Resiliencia aprobado en el Consejo de la UE celebrado del 21 de julio de 2020” cuyos fondos están todavía en el limbo. Y pronosticaba que “Estados Unidos saldrá mucho antes de la Recesión Epidémica que la UE”. Las previsiones del FMI apuntan en esa dirección.
Las campañas de vacunación
Entre las economías avanzadas, los principales países de la Eurozona destacan por la ineficacia de las medidas que han adoptado hasta ahora para contener los contagios y por la parsimonia con que están procediendo a vacunar a la población, como si no estuviera en juego la vida de decenas de miles de personas, los empleos de millones de trabajadores y la salud del sistema financiero. Los datos disponibles para los días 7, 8 y 9 de abril indican que se ha avanzado a paso de tortuga. Francia, Italia, España, Alemania, Países Bajos y Bélgica, con una población total de 285,2 millones de habitantes, han registrado 260.453 nuevos casos y 4.824 fallecidos, cifras superiores a los 240.712 nuevos casos y 2.865 fallecidos en Estados Unidos, pese a tener este último país una población de 331,0 millones.
«Entre las economías avanzadas, los principales países de la Eurozona destacan por la ineficacia de las medidas que han adoptado hasta ahora para contener los contagios y por la parsimonia con que están procediendo a vacunar a la población«
Los resultados que obtenemos al comparar dos países con poblaciones similares resultan igualmente decepcionantes. En Francia (65,3 millones) y Reino Unido (67,9 millones), encontramos que el número de nuevos casos los días 7,8 y 9 de abril fueron 105.995 y 5.792, respectivamente, y la cifra de fallecidos 1.106 y 158, respectivamente. Resulta dramático que el número de fallecidos en esos tres días en Bélgica, un país de 11,6 millones de habitantes, 146, casi iguale a los 158 fallecidos en el Reino Unido. Hay pocas dudas de que la situación en los principales países de la Eurozona, transcurridos 14 meses desde que la epidemia irrumpió en Lombardía a mediados de febrero continúa siendo más que preocupante. Aunque las elevadas cifras de casos y fallecidos en Estados Unidos y Reino Unido en 2020 indican que sus gobiernos no destacaron por su buena gestión de la epidemia, la situación ha dado un vuelco dramático en 2021 con la entrada en escena de las vacunas: 233.591.933 dosis se han entregado y 178.837.381 se han administrado en los Estados Unidos y 32 millones de británicos han recibido ya al menos una dosis de la vacuna.
«En la gestión de la epidemia, los gobiernos de los principales países de la UE merecen un doble suspenso: por su pésima gestión de la pandemia en 2020 y por su escasa eficacia para acelerar el proceso de vacunación de sus ciudadanos»
En la gestión de la epidemia, los gobiernos de los principales países de la UE merecen un doble suspenso: por su pésima gestión de la pandemia en 2020 y por su escasa eficacia para acelerar el proceso de vacunación de sus ciudadanos. Retrasos en la aprobación de las vacunas, problemas de suministros y falta de recursos han convertido la vacunación en la UE en un asunto donde cada decisión depende de numerosos organismos y requiere conjuntar voluntades para alcanzar acuerdos de dudosa eficacia. Ni las autoridades europeas, ni las autoridades estatales, ni las autoridades regionales en los estados con una estructura federal han sido capaces de diseñar planes creíbles para adquirir y distribuir las vacunas y completar el proceso de vacunación de la población lo antes posible. Nuestros gobernantes parecen no haber caído todavía en la cuenta de que vacunar con rapidez a la población debería ser la principal prioridad política y su principal prioridad presupuestaria en estos momentos. El ritmo de la recuperación económica depende del ritmo de vacunación y los retrasos en vacunar a la mayor parte de la población van a producir miles de muertes y destruir cientos de miles de empleos que está en nuestra mano evitar.
Más promesas infundadas
El pasado martes, el presidente Sánchez compareció al terminar el Consejo de Ministros para asegurar que “estamos ya cerca del final”. En la semana del 3 de mayo, coincidiendo con las elecciones en Madrid “serán 5 millones de compatriotas vacunados con pauta completa”; coincidiendo con el Alzamiento Nacional de 1936, el presidente promete que “en la semana del 19 de julio queremos que sean 25 millones”, cifra que llegará a 33 millones a finales de agosto. Una vez más, estamos ante afirmaciones que no están respaldadas por un plan preciso donde se detallen cifras, lugares y fechas. Ya aseguró en febrero que “se está trabajando sin tregua para que al final del primer semestre cerca de 20 millones de personas estén vacunadas” y que su objetivo es que el 70% de la población española esté vacunada a finales de verano. Podría ser, pero desde luego si se logra alcanzar la cifra no será gracias a su ineficaz gestión.
Echemos una ojeada a las cifras reales no a las del imaginario monclovita. Según el último informe del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social publicado el 6 de abril, se han suministrado 11.909.475 dosis y se han administrado el 72,6% de las mimas (9.357.847 dosis). De momento, 2.941.831 han completado el protocolo y 6.416.016 han recibido la primera dosis y están pendientes de recibir la segunda. Cuando estos hayan completado el proceso, se habrá vacunado al 19,76% de la población. Para cumplir el objetivo de 20 millones a final del primer semestre habría que suministrar la segunda dosis a 6.416.016 a las personas pendientes todavía de recibir la segunda y el tratamiento completo a 10.642.153 personas. En total, 17.058.169 personas. Muchas parecen, Sr. Sánchez.
Ojalá sea así, porque nos jugamos la vida y la hacienda, aunque lo cierto es que las afirmaciones del presidente a estas alturas de la película carecen de credibilidad. ¿Recuerdan ustedes cuándo Sánchez se otorgaba un notable a sí mismo por la gestión de la primera oleada y nos animaba a preparar las vacaciones de verano porque habíamos doblegado ya la curva de casos? ¿Se acuerdan de la Comisión presidida por Patxi López creada para implementar los planes de recuperación económica? Pues ni la curva de casos se doblegó ni la recuperación ha llegado a España. Por no ser, ni siquiera ha sido capaz este gobierno de hilvanar un plan de vacunación creíble y poner a disposición de las Comunidades Autónomas los recursos necesarios para implementarlo a toda máquina. De momento, como dicen en mi tierra, agua de borrajas que, dicho sea de paso, es suave y delicada pese a su mala fama.
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