«Mucha suerte y aciertos a las dos». De esta manera el aún diputado de JxCat Jaume Alonso-Cuevillas ha respondido al tuit en el que la presidenta del Parlament, Laura Borràs, anunciaba este lunes el cese de Cuevillas como secretario de la Mesa de la Cámara y su sustitución por la radical Aurora Madaula. Un cese que se produce tras unas declaraciones del ex abogado de Carles Puigdemont en las que cuestionaba la estrategia de la «confrontación inteligente» del líder de JxCat.
Borràs ha respondido a Cuevillas con otro mensaje en el que le ha agradecido el trabajo desarrollado y, con cierto cinismo, ha asegurado que «a pesar de que la gente juegue a ponernos en bandos separados, nosotros siempre estaremos en el mismo».
Lo cierto es que lo sucedido pone en evidencia la debilidad del proyecto separatista liderado por Puigdemont, que no permite que ninguno de sus cargos electos pueda mantener una visión diferente de su estrategia, tal y como ha quedado claro. Los hechos, además, permiten hacer una nueva lectura de las dificultades que está experimentando JxCat para llegar a un acuerdo de gobierno con una ERC que hoy prefiere apegarse a la realidad y dejar la utopía de la ruptura con España para otro momento. Además de la imposibilidad de lograr cesiones de un partido, JxCat, que se niega a aceptar que ha perdido las elecciones y, por lo tanto, el control de la Generalitat y del dinero público.
Encerrona de los ‘comunes’ a ERC
Por otro lado, la propuesta de que sea la radical Aurora Madaula quien sustituya a Cuevillas en la Mesa puede abrir un nuevo enfrentamiento entre la posconvergencia y los republicanos. JxCat necesita los votos a favor de ERC y Guanyem-CUP para este nombramiento y no está claro que los vaya a obtener cuando las negociones entre las tres formaciones para formar gobierno no atraviesan su mejor momento.
Algo que han aprovechado desde En Comú-Podem para proponer como sustituto a uno de sus diputados, Lucas Ferro. La propuesta busca, sobre todo, obligar a ERC a pronunciarse públicamente sobre si prefiere la línea dura de JxCat o si realmente apuesta por el diálogo, como se han cansado de decir Pere Aragonés, Marta Vilalta y Sergi Sebrià, entre otros.
Sea como sea, parece que el caso Cuevillas no acabará con el cese del aún diputado y podría alejar aún más la posibilidad de un nuevo Govern entre ERC y los posconvergentes. Todo indica que estos, al final, permitirán a Aragonés convertirse en el 132 presidente de la Generalitat pero pasando a la oposición. Algo que lleva a vislumbrar una legislatura que no se caracterizará precisamente por la estabilidad.