Unas 200 personas se han concentrado este martes a las 9 horas ante el Hotel Barceló Sants de Barcelona para protestar contra el cierre de la planta de Bosch Sistemas de Frenado en Lliçà d’Amunt (Barcelona), el mismo día en que los trabajadores inician una huelga total hasta el día 30.
La multinacional comunicó su intención de cerrar en febrero, algo que dejaría sin trabajo a 341 trabajadores —y a unas 500 familias contando también a personal indirecto, según el comité de empresa— y que se suma al cierre de la planta de Castellet i la Gornal (Barcelona), previsto para noviembre, que afectará a otros 300 trabajadores.
En declaraciones a los medios, el presidente del comité de empresa de la planta, Emili Castells, ha defendido que hay otras vías para encontrar acuerdos y que no pasan por la aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de extinción. La compañía también confirmó que trasferiría la producción de la planta a la que tiene en Wroclaw (Polonia), algo que para Castells prueba el objetivo de Bosch de «concentrarse en países de bajo coste, incluso dentro de la Unión Europea«.
El comité ya se ha reunido tres veces con la empresa y el plazo de la negociación se acabará el día 20 de abril y, sobre el impacto que estos días de huelga pueden ejercer sobre la economía de la multinacional, Castells ha asegurado que «lamentablemente, Bosch se ha curado en salud y ha hecho stock de seguridad», aunque los trabajadores han intentado reducirlo las últimas semanas.
«Nos sentimos traicionados. Siempre hemos negociado cara a cara. Siempre que hemos tenido que hacer esfuerzos lo hemos hecho. Nos hemos ido ajustando. Pero todo esto ha cambiado de la noche a la mañana», ha lamentado. Aunque ha reconocido que el producto que la planta produce «no es puntero», también ha afirmado que la empresa no puede alegar pérdidas, por lo que hay que hacer es mejorar costes para conseguir una mayor competitividad.
Ros (UGT): «Se ha inventado una deslocalización»
A la concentración también ha acudido el secretario general de UGT de Catalunya, Camil Ros, que ha defendido que la empresa «se ha inventado una deslocalización aprovechando la situación de pandemia», mientras lo que tendría que hacer es invertir. Ha pedido a los partidos «políticas industriales», por lo que ha destacado la necesidad de destinar los fondos europeos a plantear un modelo industrial en Cataluña que genere ocupación de calidad.
Pacheco (CC.OO.): «Pisotear los derechos»
También ha asistido para dar apoyo el secretario general de CC.OO. de Catalunya, Javier Pacheco, que ha lamentado que el marco regulador laboral actual facilita a empresas como Bosch «pisotear los derechos de los trabajadores e irse, deslocalizando sus producciones». Ha considerado que hay una falta de control de la administración y «facilidad de las empresas para despedir a sus trabajadores», y ha pedido al Govern y al Gobierno que aprovechen los fondos europeos para dar soluciones a los trabajadores.
Por su parte, la secretaria general de la Unió Sindical Obrera de Catalunya (Usoc), María Recueros, ha pedido «un plan de viabilidad» desde las administraciones para acabar con la pérdida de ocupación en Cataluña.
EL PRESIDENTE DE LOS ALEMANES LE DIJO A TORRENT QUE «SI LES TOCABAN LAS NARICES CON LA CONSTITUCIÓN SE MARCHAN».DICHO Y HECHO.