La polémica entrada de unos agentes de la Policía Nacional en un apartamento turístico en Madrid para acabar con la celebración de una fiesta ilegal hace unos días ha generado todo tipo de reacciones. Y, casi todas ellas, en contra de un sistema que recuerda a los tiempos del controvertido ministro Corcuera. Las imágenes de cómo accedían al interior del inmueble por la fuerza y sin orden judicial los agentes, grabadas por las personas que estaban en el interior y publicadas en redes sociales, han corrido como la pólvora.
Para unos, la actuación está más que justificada por considerar que la fiesta se estaba celebrando durante el toque de queda y en la misma participan personas no convivientes y sin mascarillas. Otros como el conseller de Interior en funciones, Miquel Sàmper, opinan todo lo contrario. Sàmper ha asegurado sobre esta cuestión que la patada en la puerta no sería una técnica utilizada por los Mossos en una situación similar. Dado que el asunto está en los tribunales, el conseller, que es abogado, ha asegurado que no cree que tenga «mucho recorrido» porque la actuación es, en su opinión, «contraria a la jurisprudencia del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional«, según ha recogido Europa Press.
Fue esta postura la que también mantuvo Sàmper la pasada Nochevieja, cuando centenares de jóvenes celebraron una fiesta ilegal en una nave en Lliçà. El conseller aplazó al máximo el momento de dar la orden de intervenir a los Mossos, lo que generó una gran polémica, puesto que en el interior de la fiesta no se respetaban ni las medidas de seguridad ni el toque de queda.
¿Morada o piso para fiestas?
El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, sí ha justificado este miércoles la actuación policial. Ha recordado que los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado «llevan un año haciendo un deber esencial con la pandemia en todos los ámbitos para garantizar la salud del conjunto de los ciudadanos». El ministro ha subrayado que esta intervención tenía como finalidad poner un fin a una fiesta ilegal y «no violentar o limitar algún derecho fundamental».
Grande-Marlaska, que es juez, ha explicado también que es cierto que una habitación de hotel o un piso turístico pueden ser considerados «morada«, lo que conlleva que sea necesaria una orden judicial para que las fuerzas de seguridad puedan acceder. Pero la cosa puede cambiar si el piso turístico se ha alquilado expresamente para celebrar una fiesta que, además y en las actuales circunstancias, es ilegal. «Un piso turístico», ha subrayado Grande-Marlaska, «puede no ser morada si se utiliza para realizar fiestas ilegales«.