La salud mental nunca ha sido la prioridad de los gestores de la sanidad pública catalana. Ni los gobiernos convergentes, ni los del tripartito, ni los del procés han prestado especial atención a un área en la que cada vez son más los pacientes y con patologías difíciles de tratar que afectan a todo su entorno. Las familias que no pueden recurrir a los servicios privados acaban desesperadas. En muy pocas ocasiones su sufrimiento llega al gran público. Sin embargo, las redes sociales permiten que las quejas tengan cierta repercusión.
La traductora Núria Busquet Molist ha protagonizado este lunes uno de esos llamamientos. Lo ha hecho en un estremecedor hilo de Twitter en el que suplica ayuda para su hija que, con 13 años y un trastorno de conducta alimentaria, lleva meses al límite sin que sus padres puedan ayudarla. La sanidad pública no responde porque carece de medios y la privada, con un tratamiento que Busquet cuantifica en 4.000 euros mensuales, se antoja una utopía.
Demasiado pobres para tener una hija sana
«La sanidad pública», relata esta madre, «es hospital de día cada día hasta las 15.00 e ingreso en el hospital cuando esté moribunda. Hasta que se cure por intercesión divina». Ha presentado quejas ante Salud y ante el Síndic de Greuges pero, hasta ahora, no ha recibido ninguna respuesta. «El TCA que se cura», lamenta, «es el de los ricos. Somos demasiado pobres para tener una hija sana».
En el último año, la hija de Busquet ha ingresado dos veces «a punto de morirse». Algo que ha sucedido porque «sus padres son unos pobres autónomos que pagan todos los impuestos pero no pueden pagar un tratamiento privado. ¡Suplico que alguien me escuche, por favor!».