Pere Aragonès no ha conseguido la presidencia de la Generalitat en el primer intento, el viernes 26. Sólo ha obtenido los votos de su partido, ERC (33), y de la CUP (9). Habrá una segunda oportunidad el martes santo, día 30, en que le bastará con mayoría simple. Pero igualmente hará falta el concurso de JxCat.
Estamos donde estábamos: una mayoría independentista que no consigue ponerse de acuerdo para dirigir la administración autonómica, aunque prefieren presentarlo como un desacuerdo estratégico sobre cómo llegar a la independencia. ¿Si no consiguen lo más fácil, cómo van a hacer lo difícil?
«Estamos donde estábamos: una mayoría independentista que no consigue ponerse de acuerdo para dirigir la administración autonómica»
Poco antes de las elecciones firmaron un documento comprometiéndose a no pactar con el PSC. Hubiera sido más constructivo y más clarificador que se comprometieran a apoyar la opción mejor situada. Las reticencias a votarse entre ellos dicen más sobre el proceso independentista que los argumentos en contra de la oposición.
Carles Mundó ya se pregunta ¿Quién quiere repetir elecciones?: «Siendo claro, pues, que no hay alternativa a ponerse de acuerdo, para muchos votantes resulta frustrante que no se aproveche la primera oportunidad para formar un gobierno que permita iniciar una etapa en positivo que deje atrás el desgaste estéril que tanto fatiga al conjunto de la ciudadanía.»
«Las reticencias a votarse entre ellos dicen más sobre el proceso independentista que los argumentos en contra de la oposición«
Tal vez sea esa la estrategia de fondo: desgastar a la ciudadanía, agotar los recursos del país, y conseguir que la independencia llegue por cansancio de los discrepantes. Las reuniones sobre el pacto de gobierno deben ser apasionantes de puertas adentro, pero aburren soberanamente a los ciudadanos que aún están pendientes de ellas.
Esta semana nos han entretenido con el preacuerdo al que llegaron ERC y CUP: un escrito de 15 folios donde proliferan las mesas de dirección estratégica, los grupos de trabajo y los comités de seguimiento. Con el aliciente de una votación de las bases de la CUP, unas 900 personas, que lo han aprobado pero a la manera tradicional de este partido, entendiendo que se trata de «un punto de partida que permite avanzar, pero no un punto de llegada». Es decir, que luego los dirigentes harán lo que les parezca.
«Tal vez sea esa la estrategia de fondo: desgastar a la ciudadanía, agotar los recursos del país, y conseguir que la independencia llegue por cansancio de los discrepantes«
Carles Mundó entiende que «no se puede menospreciar el valor fundamental que tiene disponer, con urgencia, de un Gobierno que responda eficazmente a la emergencia social que ha provocado la pandemia. Plantear como disyuntiva el hecho de gobernar o de hacer la independencia es absurdo, porque al independentismo le van mejor las cosas cuando es percibido como útil para el conjunto de la ciudadanía».
No parecen haberlo entendido así. Estos últimos tiempos, empezando por el presidente Torra, se ha visto un gran esfuerzo en el independentismo en general por ser percibido como creador de problemas y como pésimo administrador. Mientras estos malos hábitos no tengan repercusiones electorales, la situación del país no hará más que empeorar.
¿Olvidar el 1 de octubre?
Ya el jueves Màrius Carol decía, sobre Pere Aragonès, que «al menos hay que agradecerle que se presente como un gestor y no como un activista, que aspira a gobernar y no a mandar. Y que está dispuesto a entenderse con Pedro Sánchez más allá de la gesticulación pública para mantener el equilibrio en el partido» —La hora de arremangarse—. Por el momento la gesticulación predomina sobre el talante gestor, y desde luego «no le va a ser fácil gobernar con la CUP mareando y JxCat intentando borrarle de las fotos».
El mismo día, Carles Puigdemont, hoy que hace tres años de mi detención en Alemania, para animar las negociaciones o para justificar la abstención de su grupo, hacía en las redes sociales una reflexión algo amarga sobre su actividad en el exilio:
«No hemos desaprovechado las oportunidades ni nos hemos rendido nunca ante la ofensiva del Estado. Nos habéis visto plantar cara y tener iniciativa. Me doy cuenta que esto ha hecho rabiar al Estado y que a la vez ha incomodado algunos sectores del independentismo, que cada vez lo disimulan menos.»
Carles Puigdemont
¿Quiénes son esos «sectores del independentismo [que] lamentan que no estemos encarcelados y banalizan lo que es hacer política desde el exilio»? Pues los que no están a sus órdenes, es decir: ERC. Y la CUP, también, pero depende, nunca se sabe. No se han dado por aludidos, todavía; pero se anuncia tormenta.
En el preacuerdo entre ERC y CUP se habla de convocar otro referéndum, ya será el tercero, lo que implica, como consecuencia lógica, olvidar el del 2017, que tanto ha servido para mantener encendida la llama.
Vicent Partal se sorprende de que se plantee ese «nuevo embate democrático, preferentmente en forma de referèndum», porque, «más allá de la insólita moderación de la CUP que implica», aquél fue un día histórico incomparable, «tal como hasta ahora habían señalado todos, incluidos los dos partidos firmantes de este acuerdo». En su opinión, banalizar el Primero de Octubre es la condición necesaria para volver a hacer autonomismo, que es el pecado capital para los independentistas unilateralistas.
«En el preacuerdo entre ERC y CUP se habla de convocar otro referéndum, ya será el tercero«
Si aquel fue «un momento fundacional», del que se deriva lo que han estado tres años llamando el «mandato del 1 de octubre» y el embrión de instituciones paralelas que desde Waterloo se intenta impulsar, como el Consell per la República.
Ciertamente, «cuesta mucho entender como (…) una parte de la clase política catalana en la que hay prisioneros y exiliados a causa de aquel referéndum, en lugar de decirnos que harán todo lo que puedan para llevar a cabo lo que como pueblo se decidió en aquella votación, liquide la cuestión diciéndonos que a partir de ahora el proyecto es trabajar para intentar crear las condiciones para que algún día, que no sabemos cuando será, se pueda hacer otro referéndum. Como aquel».
Que estamos instalados en un bucle desde hace diez años no es ningún secreto, pero la discrepancia de fondo entre las facciones independentistas no es cómo salir del bucle sino cómo permanecer en él de la manera más confortable posible y sin perder apoyo.
Desigualtat electoral
«El vot de Lleida val gairebé dues vegades i mitja que a Santa Coloma de Gramenet»
«El vot de Lleida val gairebé dues vegades i mitja que a Santa Coloma de Gramenet»
N.B. TENÉIS UN 26% DEL CENSO (UNA PERSONA UN VOTO)EN LAS «PLEBISCITARIAS» DEL 14-F.
Otto Von Bismarck : «España es el pais más fuerte del mundo: los españoles llevan siglos intentado destruirlo y no lo han conseguido».